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domingo, 11 de julio de 2021

Algunas infecciones de transmisión sexual

(Ciencias de Joseleg)(Biología)(Reproducción en los seres vivos)( Enfermedades reproductivas) (Introducción)(Generalidades)(Introducción al VIH)(Etapas de la infección por VIH)(Virus oportunistas)(Bacterias oportunistas)(Protistos oportunistas)(Hongos oportunistas)(Otros síntomas del SIDA)(Transmisión y contagio)(SIDA infantil)(Taxonomía)(Genética)(Como ingresa el VIH al cuerpo, tropismo)(Respuesta inmune)(Ciclo de vida del VIH)(Diversidad y adaptabilidad del VIH)(Diagnostico)(Efecto del VIH en el sistema inmune)(Prevención, tratamiento y epidemiología del VIH)(Descubrimiento del VIH y el SIDA)(VIH, historia y sociedad)(Controversias sociales y negacionismo del VIH y el SIDA)(Algunas infecciones de transmisión sexual)(Desordenes reproductivos masculinos)(Desordenes reproductivos femeninos)(Referencias bibliográficas)

 

 

 Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) tienen graves consecuencias para la humanidad, tanto por sus efectos directos sobre las personas infectadas como por el costo para la sociedad en general. Diecinueve millones de infecciones ocurren cada año en los Estados Unidos. Dos tercios de los residentes estadounidenses infectados son menores de 25 años. El costo del tratamiento de sus infecciones es de miles de millones de dólares. También deberíamos mencionar otro rasgo de las ETS: son sexistas. Afectan a las mujeres más severamente que a los hombres, causando esterilidad con mayor frecuencia en mujeres que en hombres, embarazo ectópico (un embarazo en el cual el embrión comienza a desarrollarse fuera del útero) y cáncer cervical.

Las ETS son más comunes entre adolescentes y adultos jóvenes (de 14 a 26 años) porque son el segmento de la población con mayor actividad sexual. De hecho, el 26% de las adolescentes de 14 a 19 años tienen al menos una ETS, y el 15% tiene más de una ETS. Además, el 20.1% de las mujeres que han tenido solo una pareja sexual de por vida (hasta ahora) han contraído al menos una ETS. Y, el 50% o más de las adolescentes con tres o más parejas tienen una ETS. La ETS más común son las infecciones genitales con el virus del papiloma humano (VPH).

Una razón por la cual las ETS son tan rampantes es que las personas a menudo no son conscientes de estar infectadas. Muchos casos de ETS carecen de síntomas. De hecho, la prevalencia de casos asintomáticos ha llevado al uso del término infección de transmisión sexual (ITS) en lugar de enfermedad de transmisión sexual. Además, los síntomas de algunas ETS, como la sífilis, desaparecen sin tratamiento, lo que lleva a la persona a creer, por error, que está curada.

Consideramos tres ETS causadas por bacterias: clamidia, gonorrea y sífilis.

La clamidia, la enfermedad infecciosa más frecuente en los Estados Unidos, es causada por una bacteria muy pequeña (Chlamydia trachomatis) que no puede crecer fuera de una célula humana. Una de las enfermedades de transmisión sexual conocidas más antiguas, la gonorrea, es causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae.

Las infecciones por clamidias se están convirtiendo rápidamente en epidemias porque son altamente contagiosas y porque no necesariamente causan síntomas notables que inducirían a la persona infectada a buscar tratamiento. De hecho, la mayoría de las personas que tienen clamidia no tienen síntomas, y muchas personas se enteran de que la tienen solo porque un compañero responsable diagnosticado con la infección les informa. Cualquier síntoma que se desarrolle puede tardar semanas o meses en aparecer. Mientras tanto, incluso sin signos externos de infección, la enfermedad puede transmitirse a otros.

Blancos de ataque

La clamidia y la gonorrea infectan principalmente las membranas mucosas del tracto genital o urinario, la garganta o el ano. Las bacterias que causan estas ETS no pueden sobrevivir mucho tiempo si se exponen al aire, por lo que generalmente se transfieren por contacto directo entre una membrana mucosa infectada y una no infectada durante la intimidad sexual. La bacteria puede infectar las células de las membranas mucosas, incluidas las de la uretra, la vagina, el cuello uterino, los oviductos, la garganta, el ano y los ojos. Los sitios más comunes de infección son las membranas mucosas de la uretra o las estructuras reproductivas, porque es más probable que estén en contacto durante la intimidad sexual. La clamidia y la gonorrea también pueden extenderse al revestimiento del ano durante el coito anal o a la garganta durante el sexo oral. Además, pueden infectar los ojos si un dedo toca un ojo que acaba de tocar un área infectada. En el caso de los bebés, la infección ocular puede ocurrir cuando el bebé pasa a través de una vagina o cuello uterino infectado durante el proceso de nacimiento.

Efectos en los hombres

Los síntomas más comunes de clamidia o gonorrea son los de infección del tracto urinario. La inflamación de la uretra causa una sensación de ardor al orinar, picazón o ardor alrededor de la abertura de la uretra y una secreción de la uretra. En los hombres, el sitio más común de infección por clamidia es la uretra, porque esta es la membrana mucosa con mayor probabilidad de estar expuesta a la bacteria durante la intimidad sexual.

Debido a que es más probable que un hombre experimente síntomas notables de clamidia y gonorrea, es más probable que los hombres busquen un diagnóstico y tratamiento antes de que las infecciones hayan causado un daño duradero. Sin embargo, la clamidia y la gonorrea no diagnosticadas pueden tener consecuencias reproductivas a largo plazo tanto para hombres como para mujeres, por lo que es importante que un hombre diagnosticado con clamidia o gonorrea informe a todas las personas con las que ha tenido relaciones sexuales. Si no se trata, la clamidia y la gonorrea pueden causar la formación de tejido cicatricial en los tubos a través de los cuales viajan los gametos. Si los conductos deferentes u oviductos están completamente bloqueados por el tejido cicatricial, el hombre o la mujer se vuelven estériles. Es más probable que ocurra esterilidad en mujeres que en hombres, porque las mujeres son menos propensas a tener síntomas que provocan el tratamiento. En una mujer, el bloqueo parcial del oviducto puede permitir que el espermatozoide llegue al óvulo y lo fertilice, pero el bloqueo no permitirá que el embrión mucho más grande pase el tejido cicatricial para llegar al útero. El embrión puede implantarse en el oviducto, lo que resulta en un embarazo ectópico que pone en peligro la vida de la mujer.

Efectos en las mujeres

En las mujeres, la clamidia y la gonorrea tienen más probabilidades de afectar los órganos pélvicos que la uretra, porque la vagina y el cuello uterino son los principales sitios de contacto de la mujer durante la intimidad sexual. El término general para una infección de los órganos pélvicos es enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). Los síntomas de la ID (dolor o sensibilidad abdominal, dolor lumbar, dolor durante el coito, sangrado o flujo vaginal anormal, fiebre o escalofríos) pueden aparecer de forma gradual o repentina y variar en intensidad de leve a grave.

La enfermedad inflamatoria pélvica puede ser causada por varios organismos, pero los culpables más comunes son las bacterias de transmisión sexual que causan clamidia y gonorrea. Las bacterias ascienden desde la vagina a través del cuello uterino hasta el útero. Allí, pueden infectar el endometrio y luego extenderse a la pared del útero y a los oviductos. Cerca del ovario, el oviducto se abre a la cavidad abdominal, permitiendo que la infección se extienda a la cavidad abdominal. La infección puede frenarse mediante el tratamiento con antibióticos, que matan las bacterias. Desafortunadamente, las infecciones pélvicas son menos propensas a producir síntomas que las infecciones del tracto urinario, y la infección no tratada puede dañar permanentemente el sistema reproductivo femenino.

La clamidia y la gonorrea son de especial preocupación para las mujeres embarazadas. Los recién nacidos pueden infectarse con clamidia o gonorrea a medida que pasan a través del cuello uterino o la vagina infectados al nacer. Las infecciones por clamidia o gonorrea recogidas durante el parto pueden afectar la membrana mucosa del ojo (la conjuntiva), la garganta, la vagina, el recto o los pulmones. Estas infecciones a veces son fatales para un bebé. Las infecciones por clamidia durante el embarazo también ponen al feto en riesgo. Específicamente, la clamidia puede hacer que las membranas protectoras alrededor del feto se rompan temprano, lo que puede matarlo.

Diagnóstico

El diagnóstico de clamidia y gonorrea ahora se puede realizar en el consultorio de un médico con pruebas rápidas y precisas. Las pruebas de orina detectan el ADN de la clamidia o la bacteria gonocócica. La gonorrea también se puede diagnosticar observando la bacteria en un frotis de células tomadas del área infectada o cultivadas en un laboratorio. Tanto la clamidia como la gonorrea se pueden curar con antibióticos. Algunas cepas de la bacteria gonocócica ahora son resistentes a los medicamentos. Por lo tanto, cada paciente sometido a tratamiento para la gonorrea debe volver a analizar la bacteria cuando se haya completado el régimen de antibióticos para asegurarse de que la infección se cure.

Las tasas de sífilis disminuyeron constantemente durante la década de 1990, alcanzando su punto más bajo en 2000. Desde entonces, la frecuencia de sífilis ha aumentado ligeramente, principalmente entre los hombres que tienen sexo con hombres.

La sífilis es causada por una bacteria en forma de sacacorchos (una espiroqueta) llamada Treponema pallidum. Por terribles que sean estas bacterias, son extremadamente delicadas y no pueden sobrevivir al secado o incluso a cambios menores de temperatura. Una persona puede contraer sífilis solo por contacto directo con una pareja sexual infectada. La bacteria puede invadir cualquier membrana mucosa o entrar a través de una ruptura en la piel. La bacteria también puede atravesar la placenta e infectar al feto en crecimiento si una mujer embarazada está infectada.

Etapa aguda

Si no se trata, la sífilis progresa a través de tres etapas. La primera etapa se caracteriza por un bulto indoloro, llamado chancro, que se forma en el sitio de contacto, generalmente (pero no siempre) los genitales, y normalmente aparece dentro de las 2 a 8 semanas del contacto inicial. El chancro aparece como una protuberancia dura de color marrón rojizo con bordes elevados que lo hacen parecer un cráter. Desafortunadamente, un chancro no siempre se nota, porque puede formarse en lugares que son difíciles de ver y porque puede confundirse con otra cosa. El chancro dura de una a unas pocas semanas. Durante ese tiempo se ulcera, se vuelve crujiente y desaparece. La enfermedad, sin embargo, no ha desaparecido.

Durante la etapa primaria de la sífilis, el diagnóstico se realiza identificando la bacteria en la descarga de un chancro. En esta etapa, la sífilis se puede tratar y curar con un antibiótico como la penicilina.

Etapa de erupciones

Si la sífilis no se detecta y trata en la primera etapa, puede progresar a la segunda etapa, que se caracteriza por una erupción de color marrón rojizo que cubre todo el cuerpo, incluidas las palmas de las manos y las plantas de los pies. La erupción generalmente aparece dentro de unas pocas semanas a unos pocos meses después de la desaparición del chancro. La erupción no duele ni pica. Cada bulto finalmente se abre, rezuma líquido y se vuelve crujiente. El exudado contiene millones de bacterias. Por lo tanto, la etapa secundaria es la etapa más contagiosa de la sífilis.

La sífilis en esta etapa se diagnostica mediante un análisis de sangre para detectar anticuerpos para la bacteria Treponema. La sífilis de la segunda etapa se puede curar con antibióticos como la penicilina, pero la enfermedad se vuelve cada vez más difícil de tratar a medida que avanza. Una vez más, los síntomas desaparecen si se tratan o no. Sin embargo, en algunas personas, los síntomas se repiten periódicamente. Es posible que otras personas no tengan signos externos de sífilis durante años.

Esta etapa ha cambiado a lo largo de los siglos, cuando fue descubierta, se reportaba que la segunda etapa era la más peligrosa ya que deformaba los rostros de los afectados.

Etapa de locura

La tercera etapa lleva el drama a una conclusión espeluznante. En esta etapa, pueden aparecer lesiones llamadas gomas en la piel o ciertos órganos internos. Las gomas a menudo se forman en la aorta, la arteria principal que transporta la sangre desde el corazón al resto del cuerpo. Como resultado, la pared de la arteria puede debilitarse y explotar, causando que la persona muera desangrada internamente. Las bacterias que causan sífilis también pueden infectar el sistema nervioso, dañando el cerebro y la médula espinal, por lo que la persona puede tener dificultades para caminar, paralizarse o volverse loca. La enfermedad también puede causar ceguera al afectar el nervio óptico, el iris y otras partes del ojo. En su tercera etapa, la sífilis es muy difícil de tratar. El tratamiento requiere dosis masivas de antibióticos durante un período prolongado. El daño que ya se ha hecho al cuerpo no puede repararse.

A diferencia de las ETS causadas por bacterias, las ETS virales no se pueden curar con antibióticos. Se pueden tratar los síntomas, pero nunca se puede estar seguro de que el virus haya sido eliminado. Por lo tanto, siempre es importante tomar precauciones para no transmitir el virus a otros.

Los herpes 1 y 2

El herpes genital es causado por el virus del herpes simple (HSV). En realidad, hay dos tipos. Causan llagas similares, pero tienden a ser activas en diferentes partes del cuerpo. El tipo 1 (HSV-1) se encuentra más comúnmente sobre la cintura, donde causa ampollas de fiebre o herpes labial. El tipo 2 (HSV-2) es más probable que se encuentre debajo de la cintura, donde causa herpes genital en los genitales, las nalgas o los muslos. Sin embargo, como resultado del sexo oral-genital con una persona infectada, HSV-1 puede causar úlceras en los genitales y HSV-2 puede causar herpes labial.

Los virus del herpes simple son bastante contagiosos y pueden transmitirse por contacto directo con los virus que se eliminan de una superficie infectada o que se encuentran en el líquido de las ampollas. Las membranas mucosas son más susceptibles. La piel es una buena barrera, a menos que haya un corte, abrasión o quemadura; acné; eczema; u otro orificio con sangre.

Los primeros indicios de infección por herpes genital comienzan aproximadamente de 2 a 20 días (un promedio de 6 días) después del contacto inicial. El ataque inicial puede ser severo, a menudo acompañado de fiebre, dolor muscular y glándulas inflamadas en la ingle. Pronto aparecen ampollas, acompañadas de hinchazón local, picazón y posiblemente ardor, especialmente si las ampollas se humedecen al orinar. Las ampollas se forman en el sitio de contacto y duran aproximadamente 2 días antes de ulcerarse, dejando pequeñas llagas dolorosas. En este punto, las personas infectadas con herpes genital también tienen un mayor riesgo de contraer una infección por VIH, si están expuestas al virus del VIH. Durante los períodos inactivos, el virus se retira a los ganglios (grupos de células nerviosas) cerca de la médula espinal. Luego, en momentos de estrés emocional o físico, el virus puede reactivarse y las ampollas pueden volver a formarse.

La mayoría de las personas con herpes aparentemente nunca desarrollan síntomas, o los síntomas son tan leves que pasan desapercibidos. Sin embargo, estos individuos asintomáticos pueden transmitir el virus sin darse cuenta. De hecho, ¡la mayoría de los casos de herpes genital son transmitidos por parejas que nunca tuvieron síntomas o cuyos síntomas fueron atípicos y no diagnosticados! Si lo hubieran sabido, probablemente habrían evitado el contacto sexual sin protección. El herpes genital es más contagioso cuando hay llagas activas, por lo que se debe evitar el contacto sexual durante un brote. Se debe evitar el contacto sin protección en todo momento, porque el herpes genital también se puede transmitir cuando no hay síntomas.

La mayoría de las mujeres con herpes tienen embarazos exitosos y partos normales. Sin embargo, en algunos casos, la infección se propaga al feto a medida que crece en el útero y puede causar un aborto espontáneo o muerte fetal. El HSV también se puede transmitir al recién nacido durante el parto vaginal, especialmente si hay llagas activas. Para evitar exponer al bebé al VHS, los médicos a menudo recomiendan el parto por cesárea (extirpación quirúrgica del útero) si la madre tiene llagas activas.

Las verrugas genitales pueden ser causadas por cualquiera de varios virus del papiloma humano (VPH). Estos no son los mismos virus que causan verrugas en las manos y los pies. Aunque la clamidia tiene el título de ser la más común de todas las ETS en los Estados Unidos, el VPH es la más común de las ETS virales. Aproximadamente el 50% de las personas sexualmente activas contraerán una infección con el VPH en algún momento de sus vidas. Los mecanismos de defensa del cuerpo generalmente eliminan el VPH sin que el virus cause serios problemas de salud.

La mayoría de las personas con VPH genital no son conscientes de la infección porque no tienen ningún síntoma. Sin embargo, el VPH puede transmitirse por contacto genital con una persona infectada, incluso cuando no hay síntomas. Recuerde que los virus se replican en una célula huésped y que los nuevos virus pueden liberarse de la célula lentamente, sin causar síntomas. Los virus recientemente liberados pueden causar VPH genital en áreas no infectadas de la misma persona o de otra persona si se hace contacto genital.

Hay muchas cepas de VPH. Las infecciones genitales con algunas cepas de VPH se consideran infecciones de bajo riesgo; Estos causan verrugas genitales. Las verrugas pueden ser planas o elevadas y pueden aparecer solas o en grupos. Sin tratamiento, a menudo crecen en tamaño. Aunque las verrugas se pueden formar en un lugar visible, a menudo se forman en lugares donde no es probable que se descubran: la vagina, el cuello uterino o el ano. Las verrugas genitales generalmente se diagnostican en función de su apariencia. Sin embargo, las verrugas planas generalmente no son visibles a menos que estén pintadas con una solución similar al vinagre. En las mujeres, una prueba de Papanicolaou, que busca células precancerosas en el cuello uterino, también es útil. Una prueba de Papanicolaou es una prueba indolora en la que se frota suavemente el cuello uterino para recolectar células que luego se examinan para detectar anomalías bajo un microscopio.

Los tratamientos para las verrugas genitales están destinados a matar las células que contienen el virus. Los métodos para eliminar las verrugas genitales incluyen (1) congelación (cauterización en frío), (2) quema con un instrumento eléctrico (cauterización en caliente), (3) láser (luz de alta intensidad), (4) cirugía y (5) podofilina (un químico que se pinta sobre las verrugas y se lava después del período de tiempo prescrito, antes de que queme la piel). También están disponibles las cremas que el paciente aplica para reducir las verrugas genitales. Las cremas funcionan al impulsar los mecanismos de defensa del cuerpo contra el virus. Estos tratamientos pueden destruir las verrugas visibles; pero el VPH puede permanecer cerca en un tejido de aspecto normal y puede causar nuevas verrugas semanas o meses después de que las antiguas hayan sido destruidas.

Otras cepas de VPH causan infecciones genitales de alto riesgo, que pueden persistir durante largos períodos de tiempo y están estrechamente relacionadas con el cáncer de cuello uterino en las mujeres y el cáncer de pene en los hombres. Se cree que el VPH es responsable de un tercio de todos los casos de cáncer de pene en los Estados Unidos, y puede aislarse en el 90% de las mujeres con cáncer cervical. El VPH también puede causar cáncer anal.

Las mujeres deben hacerse la prueba de Papanicolaou regularmente, y las que alguna vez hayan tenido el VPH deben hacerse la prueba de Papanicolaou al menos una vez al año. Ahora hay una vacuna que es efectiva contra cuatro VPH, incluidas dos cepas que son responsables de la mayoría de los casos de cáncer cervical. Los asesores de salud recomiendan que las niñas sean vacunadas cuando tengan entre 10 y 12 años. No hay una vacuna equivalente disponible para hombres.

 

Controversias sociales y negacionismo del VIH y el SIDA

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Durante finales de los 80s y principios de los 90s no toda la comunidad científica estuvo de acuerdo con la asociación entre el VIH y el SIDA –y claramente la controversia entre los grupos francés y norteamericano no ayudó para nada – el origen de esta controversia se data desde 1987 (Duesberg, 1987).  Peter Duesberg fue el primero en cuestionar los resultados de Gallo en el año de 1987 siendo concomitante con las primeras campañas de prevención y con los primeros ensayos clínicos del AZT. En 1989 Duesberg ejerció su influencia para publicar sin revisión por pares gracias a ser miembro de la Academia Nacional de Ciencias (Duesberg, 1987). En este artículo Duesberg establece las raíces de los argumentos de los negacionistas del VIH/SIDA. Lo irónico del asunto es que es el bando del negacionismo quien claramente hace uso de su influencia para publicar sin un debate de pares. El editor de la revista tuvo que obedecer aun cuando estaba en contra de Duesberg.

Para Duesberg el VIH es un virus oportunista más que es inocuo, mientras que las verdaderas causas del SIDA son conductas de riesgo como la drogadicción, la promiscuidad y los mismos fármacos. Es muy evidente a estas alturas que los antirretrovirales no pueden causar el SIDA, el primero fue desarrollado para uso comercial hasta 1987 mientras que el SIDA estaba ya circulando en occidente desde 1969 (Duesberg, 1987). Dicha afirmación creó una guerra de flamas al mejor estilo de un blog de internet con afirmaciones y respuestas consecutivas (Blattner, Gallo, & Temin, 1988; Duesberg, 1988; Kalichman, Eaton, & Cherry, 2010; Weiss & Jaffe, 1990)

Por otro lado, para poner a prueba la hipótesis de Duesberg se realizaron estudios con poblaciones de homosexuales con conductas de riesgo (Ascher, Sheppard, Winkelstein, & Vittinghoff, 1993). Un grupo eran infectados recientes con VIH mientras que el otro era de individuos seronegativos. Los resultados del experimento demostraron que la disminución de los linfocitos CD4+ y el ataque de las infecciones oportunistas se asociaron años después de forma exclusiva a los individuos catalogados como serpositivos (Chao et al., 2008; Schechter et al., 1993).

Otros estudios llevados a cabo en un muestreo de 8000 individuos mostraron que la serpositividad era el único factor estadísticamente significativo asociado a un desarrollo de etapa de SIDA. Estos estudios se han venido realizando desde 1993 hasta 2008, lo cual implica que las hipótesis de los disidentes del VIH/SIDA son tomadas en cuenta para la investigación científica (Chao et al., 2008; Schechter et al., 1993).

A medida que las pruebas epidemiológicas iniciaban –y eran lentas debido a la etapa de latencia –los argumentos en contra del VIH/SIDA iban y venían, otro de los principales científicos que trabajan en el tema llamado Robert Root-Bernstein publicó su opinión escéptica en 1990, sin embargo, allí el cuestionó también a los negacioncitas fuertes.

Sin embargo, las dudas de Root-Bernstein para la época aunque válidas no fueron fijas, las investigaciones sobre el VIH se hicieron cada vez más numerosas. Para 2011 el profesor Root-Bernstein había ya cambiado su opinión completamente (Lederer, 2005). Y aunque sigue afirmando que para el desarrollo del SIDA a partir del VIH hay otros cofactores importantes –lo cual es bastante cierto –por lo menos acepta que sin infección del VIH no puede haber desarrollo del SIDA. Otros autores como Joseph Sonnabend (Cohen, 1994) que fue bastante crítico con la correlación VIH/SIDA en la década de los noventa, han cambiado radicalmente su punto de vista a la luz de las nuevas investigaciones (Rjabtsev, 2016).

Algunos individuos piensan que el VIH no tiene ninguna relación con el SIDA y me implican a mí en sus referencias y en sus páginas web. Antes de que el VIH fuera descubierto y su asociación con el SIDA establecida yo mantuve la postura apropiada para el momento de que dicha asociación no era conocida. He empleado en cientos de pacientes con SIDA los antirretrovirales y no tengo dudas de que el VIH juega un rol necesario en esta enfermedad”.

Como lo menciona Joseph Sonnabend uno de los aspectos que parecen haber eliminado las dudas sobre el vínculo del VIH y el SIDA fue la introducción del TARGA a mediados de la década de los 90s. Antes de ello, uno de los principales argumentos de los negacionistas fue que la descripción del VIH no había conllevado al desarrollo de ninguna terapia realmente efectiva, a tal punto de acusar al AZT de ser una de las causas de los síntomas de la etapa de SIDA.

Lo anterior es completamente válido, sin embargo, con el ingreso de las terapias TARGA a mediados de los 90s esto cambió, al eliminar de forma prolongada el efecto del VIH en la sangre, los síntomas de la etapa de SIDA pudieron revertirse a una etapa semejante a la latencia, demostrando que es la alta actividad del VIH la que favorece el ataque de las infecciones oportunistas. El problema es que el resolver los factores científicos nunca resolvió las controversias sociales.

Tal vez la palabra aquí es evadir los argumentos de falsas autoridades “argumentum ad verencundiam”. El consenso científico sobre el VIH ha sido alcanzado al nivel de expertos de han dedicado sus vidas a investigar de forma específica el VIH, sin embargo, un consenso nunca implica una unanimidad o tampoco ser una verdad.  Los consensos científicos son afirmaciones metodológicamente útiles, y esta utilidad fue la que impidió alcanzarlo seriamente antes de la introducción del TARGA. Antes de eso el consenso sobre el VIH/SIDA no había sido útil para generar medicamentos o tratamientos.

En la actualidad sin embargo la mejora de los tratamientos ha conllevado a un consenso entre la comunidad científica, pero como sucede con otros campos como la Teoría Sintética de la Evolución o el cambio climático, el consenso de la comunidad científica no se traduce a un consenso social o que todos los científicos tengan que estar de acuerdo de forma unánime. En este sentido incluso científicos galardonados con el premio Nobel pueden ser señalables como opinadores externos o falsas autoridades en el sentido de que no realizan investigación directa en el campo del VIH/SIDA y por lo tanto su opinión es tan válida como la de un físico o un ingeniero mecánico.

El negacionismo del VIH/SIDA es extremadamente heterogéneo y puede clasificarse como:

1-   Negadores de la existencia del VIH.

2-   Negadores de la patogenicidad del VIH.

3-   Teóricos de la conspiración militar.

La mayoría sostiene que la etapa de SIDA es muy real, pero es un diagnóstico causado por otros agentes etiológicos. En este sentido emplean bibliografía de los años 90s acusando al estilo de vida y los fármacos como causantes del SIDA a pesar de que estudios epidemiológicos refutaron tales afirmaciones a lo largo de las décadas de los 90s y del 2000 (Chigwedere & Essex, 2010; Fourie & Meyer, 2016; Kalichman, 2014, 2015; Kalichman et al., 2010).

Algunos grupos se basan los argumentos de falsa autoridad como el grupo de Perth, en este sentido se trata de trabajadores médicos que no realizan su trabajo en las áreas del SIDA, y tampoco realizan investigación sobre el tema. Sin embargo logran promoverse a sí mismos como expertos en el tema, al punto de influir en las políticas de países completos como el caso de Sudáfrica (Chigwedere & Essex, 2010; Fourie & Meyer, 2016; Kalichman, 2014, 2015; Kalichman et al., 2010).

Con la introducción del TARGA y la mejora de los tratamientos contra el VIH, los objetivos de los negacionistas han pasado a un público menos especializado y se encuentran diseminados especialmente en el internet. Este tipo de negacionismo es extremadamente peligroso, por ejemplo, la influencia que realizó el grupo de Perth en la política sudafricana conllevó a unas 330.000 muertes por complicaciones en etapa de SIDA (Chigwedere & Essex, 2010; Fourie & Meyer, 2016; Kalichman, 2014, 2015; Kalichman et al., 2010).

VIH, historia y sociedad

(Ciencias de Joseleg)(Biología)(Reproducción en los seres vivos)( Enfermedades reproductivas) (Introducción)(Generalidades)(Introducción al VIH)(Etapas de la infección por VIH)(Virus oportunistas)(Bacterias oportunistas)(Protistos oportunistas)(Hongos oportunistas)(Otros síntomas del SIDA)(Transmisión y contagio)(SIDA infantil)(Taxonomía)(Genética)(Como ingresa el VIH al cuerpo, tropismo)(Respuesta inmune)(Ciclo de vida del VIH)(Diversidad y adaptabilidad del VIH)(Diagnostico)(Efecto del VIH en el sistema inmune)(Prevención, tratamiento y epidemiología del VIH)(Descubrimiento del VIH y el SIDA)(VIH, historia y sociedad)(Controversias sociales y negacionismo del VIH y el SIDA)(Algunas infecciones de transmisión sexual)(Desordenes reproductivos masculinos)(Desordenes reproductivos femeninos)(Referencias bibliográficas)

 

 

 En capítulos anteriores hemos visto que la taxonomía del VIH se rastrea al VIS de los primates africanos, el punto sobre la taxonomía exacta puede discutirse, pero es un hecho que el VIH evolucionó varias veces de forma independiente. Ahora examinaremos factores ecológicos, sociales y económicos que permitieron su desarrollo y escape de África. Es primordial pensar el origen del VIH en términos integrativos de las áreas de geografía, historia, economía, así como de ecología y virología para tener un panorama unificado de la ruta más probable para su propagación.

El Congo Belga. La zona del centro occidente de África es la región de origen del VIH-1 y también es la zona con más riesgo para la infección con Ébola. Mientras el continente africano y otras regiones selváticas e inexploradas sigan siendo explotados, la aparición de nuevas infecciones emergentes por zoonosis, se convertirán en titulares cada vez más comunes.

Figura 60. El Congo Belga. La zona del centro occidente de África es la región de origen del VIH-1 y también es la zona con más riesgo para la infección con Ébola. Mientras el continente africano y otras regiones selváticas e inexploradas sigan siendo explotados, la aparición de nuevas infecciones emergentes por zoonosis, se convertirán en titulares cada vez más comunes.

Una zoonosis es una infección accidental de un parásito que se encuentra adaptado para sobrevivir sin mayores complicaciones en un reservorio natural. Esta definición es básica, y por lo tanto fácil de olvidar a la hora de crear hipótesis sobre el origen del VIH, especialmente entre aquellos adherentes a las teorías de la conspiración (Gao et al., 1999). Pero, ¡hey! Igual sirve para echarle el pato al capitalismo salvaje a los ultramalignos imperios coloniales por una razón, el descuido ecológico. Los virus de la inmunodeficiencia en los simios son extremadamente antiguos y conviven muy bien en sus propios reservorios –claro está que entre uno y otro reservorio también se presentan zoonosis mortales, pero es raro –a menos que exista algo que afecte el equilibrio ecológico(Worobey et al., 2010).

A principios del siglo XX el colonialismo europeo había convertido a África en una despensa de recursos naturales: pieles exóticas, animales raros, maderas finas, gemas preciosas todas debían obtenerse más y más profundo en las selvas. Esto conllevó a que los seres humanos entraran cada vez más en contacto con reservorios de virus con los que nunca antes habían tenido contacto conllevando a la aparición de nuevas enfermedades (Sharp et al., 2001). El VIH no es el único virus emergente en el siglo XX por zoonosis de territorios que nunca debieron ser explotados, otras infecciones famosas son el Ébola, la fiebre de Lessa, el virus de Marburg, el virus del este del Nilo (Alonso & Cox, 2015).

Carne de monte. Esta alta prevalencia explica la razón del origen polifilético del VIH, debido a que los humanos son un reservorio anormal de varios tipos de VIH pueden existir recombinaciones accidentales, de las cuales cuatro han dado origen a una infección que deprime el sistema inmune humano, a diferencia del VIS comunes que causan síntomas muy leves.

Figura 61. Carne de monte. Esta alta prevalencia explica la razón del origen polifilético del VIH, debido a que los humanos son un reservorio anormal de varios tipos de VIH pueden existir recombinaciones accidentales, de las cuales cuatro han dado origen a una infección que deprime el sistema inmune humano, a diferencia del VIS comunes que causan síntomas muy leves.

Identificar el punto de recombinación que dio origen al VIH es complejo, pero existen dos especies posibles, nosotros los seres humanos y los chimpancés. La razón es que ambas especies tienen hábitos deprecatorios, con lo cual consumen carne de otros primates, lo cual hace de ambas especies un punto de encuentro de diferentes cepas del virus de la inmunodeficiencia en simios (Sharp et al., 2001).

En África y otras partes del mundo se tiene la costumbre de cazar animales selváticos por su carne para el consumo, lo cual no es malo en sí mismo, el problema es que las poblaciones crecientes de seres humanos provocan más presión y la necesidad de cazar animales cada vez más raros que son reservorios de infinidad de infecciones, sean estas conocidas –tuberculosis, rabia, fiebre amarilla, paperas –o sean estas emergentes Éébola, Marburg, Lessa.

La razón no es solo la cacería sino el hecho de que la carne no es preparada adecuadamente, existen prácticas de consumo directo de carne por parte de los cazadores, así como de carne deshidratada. Adicionalmente cuando se corta la carne pueden existir lesiones accidentales del carnicero, o cuando se calienta la carne algunas secciones no quedan bien cocinadas y no falta el que le gusta el sabor de la sangre de una carne poco cocinada. Un estudio de 2009 en África Central demostró que el 2.3% de la población posee antígenos para el Virus de la Inmunodeficiencia en Simios en la población general; pero en las áreas rurales ese porcentaje podía elevarse al 17.1% (Kalish et al., 2005).

Los cazadores de África han comido carne cruda desde que nuestra especie evolucionó, así que la pregunta evidente es ¿Por qué en el siglo XX? La respuesta ya la hemos abordado en los factores sociales generales para la mayor parte de las Infecciones de Transmisión Sexual y fueron las relaciones de poder asimétricas entre los grandes imperios colonialistas europeos del siglo XIX y principios del XX con las poblaciones colonizadas. Los hombres fueron forzados a ser una mano de obra barata que debía mantenerse fuerte para tener altos índices de productividad, mientras que muchas de las niñas sin mayores oportunidades terminaban en los prostíbulos de las nacientes ciudades coloniales, las cuales también estaban conectadas a las metrópolis imperiales por medios de puertos (Sharp et al., 2001).

Vacunación primitiva. Algunas de las prácticas de vacunación involucraban hasta 10 inyecciones en un solo individuo al año, y algunas de ellas se realizaban vía intravenosa con jeringas de vidrio reutilizadas. Investigaciones han determinado que el VIS puede adaptarse con mayor efectividad a una nueva especie si se realiza inyecciones rápidas durante la etapa aguda tan solo unas tres o cuatro veces (Drucker, Alcabes, & Marx, 2001; Marx, Alcabes, & Drucker, 2001).

Figura 62. Vacunación primitiva. Algunas de las prácticas de vacunación involucraban hasta 10 inyecciones en un solo individuo al año, y algunas de ellas se realizaban vía intravenosa con jeringas de vidrio reutilizadas. Investigaciones han determinado que el VIS puede adaptarse con mayor efectividad a una nueva especie si se realiza inyecciones rápidas durante la etapa aguda tan solo unas tres o cuatro veces (Drucker, Alcabes, & Marx, 2001; Marx, Alcabes, & Drucker, 2001).

pico del colonialismo fue precisamente los años 20s del siglo XX, estos cambios sociales en áfrica también incluyeron cambios en el uso de los recursos de la selva y un cambio de relación general entre el ser humano y los animales que allí vivían (Sharp et al., 2001). Adicionalmente, la destrucción del sistema de valores tribal favoreció la aparición de nuevas conductas sexuales mucho más promiscuas en las ciudades que favorecieron el desarrollo y dispersión inicial del VIH. De hecho todo este es sinérgico, por un lado ITS traídas de Europa como la sífilis y las úlceras genitales se dispersaron en la población local de prostitutas de cada ciudad, estas úlceras favorecían la infección de los recombinantes del VIS entre los cuales se encontraba el VIH (Sharp et al., 2001).

Sin embargo, con el VIH circulando, existieron otras prácticas impuestas y realizadas de forma poco sanitaria que pudieron favorecer aún más la prevalencia de los recombinantes del VIS durante la primera mitad del siglo XX, ausentes en otros siglos y que por lo tanto explican la emergencia cronológica del flagelo del SIDA.

Si tu economía depende de una población de trabajadores económicos, lo primero que deseas es que se encuentren fuertes para el trabajo, y para ello lo más conveniente es que no presenten enfermedades debilitantes que afecten la productividad de la población. En este orden de ideas, varias campañas de vacunación contra infecciones de este tipo fueron realizadas en el África subsahariana desde 1910 y por todo el siglo XX. Debemos recordar que las buenas prácticas de manejo de jeringas hipodérmicas son una consecuencia del SIDA, en aquel tiempo se empleaban émbolos de vidrio y las jeringas se reciclaban de un paciente a otro, si es que la situación lo ameritaba (Drucker et al., 2001; Marx et al., 2001).

Finalmente, las costumbres sexuales africanas favorecen mucho la transmisión de la ITS. Estas costumbres pueden dividirse en dos categorías, comportamientos sociales y modificaciones fisiológicas. En los comportamientos sociales se puede encontrar el incremento en la promiscuidad de las poblaciones que perdieron los lazos con sus valores tribales, estas sociedades son generalmente machistas y muy promiscuas, los hombres comúnmente poseen una gran cantidad de compañeras sexuales lo cual favorece la transmisión y prevalencia de las ITS. Por otra parte, se encuentran las prácticas de modificación fisiológica como la ablación del sistema reproductor femenino y el sexo en seco.

La ablación es la destrucción de las partes del sistema reproductor femenino vinculadas con el placer sexual con el fin de asegurar la fidelidad de la esposa, aunque la institucionalidad de los gobiernos a través de las escuelas advierte sus peligros, aún sigue siendo una práctica culturalmente arraigada (Fuller, 2008). En segunda instancia está el sexo en seco, es decir el uso de arena y otras sustancias en el pene y la vagina que impiden una adecuada lubricación durante el acto sexual, esto favorece el sangrado y el contacto de fluidos con una alta carga de patógenos entre los cuales está el VIH (Schwandt, Morris, Ferguson, Ngugi, & Moses, 2006).