(Ciencias de Joseleg)(Biología)(Reproducción en los seres vivos)( Enfermedades reproductivas) (Introducción)(Generalidades)(Introducción al VIH)(Etapas de la infección por VIH)(Virus oportunistas)(Bacterias oportunistas)(Protistos oportunistas)(Hongos oportunistas)(Otros síntomas del SIDA)(Transmisión y contagio)(SIDA infantil)(Taxonomía)(Genética)(Como ingresa el VIH al cuerpo, tropismo)(Respuesta inmune)(Ciclo de vida del VIH)(Diversidad y adaptabilidad del VIH)(Diagnostico)(Efecto del VIH en el sistema inmune)(Prevención, tratamiento y epidemiología del VIH)(Descubrimiento del VIH y el SIDA)(VIH, historia y sociedad)(Controversias sociales y negacionismo del VIH y el SIDA)(Algunas infecciones de transmisión sexual)(Desordenes reproductivos masculinos)(Desordenes reproductivos femeninos)(Referencias bibliográficas)
El periodo inicial después de la infección por VIH se denomina VIH agudo o síndrome retroviral. El síndrome retroviral es inespecífico y para tener una idea de los síntomas, la gripa también es un retrovirus, solo que ambos linajes atacan diferentes tipos de células. Muchos individuos de hecho desarrollan síntomas de influenza o mononucleosis entre 2 y 4 semanas después de una exposición, sin embargo, algunos individuos pueden no presentar ningún síntoma.
Figura 5. Algunos síntomas de la etapa aguda. El problema con el VIH es que
muchas veces los síntomas extremos como la inflamación de los nóodulos o la
reactivación de la varicela no se presentan.
El
ataque agudo y el ataque crónico del VIH afectan a los mismos linajes celulares
del sistema inmune y en consecuencia algunos individuos particularmente
propensos pueden experimentar SIDA en la etapa aguda (Altfeld
et al., 2003; Cooper et al., 1985). Por tal razón varias
infecciones oportunistas pueden desarrollarse de forma concomitante a los
síntomas inespecíficos semejantes a la gripa como nausea, vómito, diarrea,
neuropatías periféricas y síndrome de Guillain-Barre.
De hecho, los síntomas de mononucleosis pueden deberse a infecciones paralelas con microorganismos típicos oportunistas como el virus Epstein-Barr. Los síntomas neuropáticos pueden ser provocados por el VIH en persona ya que también es capaz de afectar las células gliales del sistema nervioso.
Figura 6. Factores de riesgo para la infección con VIH.
Debido
a su naturaleza inespecífica, los síntomas de la etapa aguda de la infección
por VIH, esto raras veces son reconocidos como tales. Incluso en casos donde el
paciente consulta al doctor local o al hospital, el mal diagnóstico es común si
no se tiene en cuenta los factores de riesgo entre dos y cuatro semanas antes
de los primeros síntomas.
Por tal
razón es necesario estar atentos a los factores de riesgo como son la
transfusión de sangre, compartir jeringas, prácticas sexuales de todo tipo sin
preservativos de tipo barrera “condones” o manejo de material biológico
posiblemente contaminado (Cameron
et al., 1989; Koblin et al., 2006).
En
cualquier caso, una vez que ya ha llegado a la etapa aguda el VIH permanecerá
en su portador hasta la muerte en la inmensa mayoría de los casos.
La línea celular que ataca el VIH es el de los linfocitos T CD4+ encargados de activar la respuesta inmune y son denominados efectores.
Figura 7. Carga viral y linfocitos T CD4+ contra tiempo, etapa aguda. La
carga viral se mide por medio de la concentración de su ARN, el cual puede
detectarse de manera muy precisa con la técnica de Reacción en Cadena de la
Polimerasa o PCR con sus siglas en inglés, así que no esperen que eso se mida
con un microscopio.
Durante
la etapa aguda la carga viral aumenta exponencialmente hasta que causa un
semicolapso, sin embargo, la concentración inicial de linfocitos T permite una
activación inicial del sistema inmune adaptativo que conlleva a la regulación
de la carga viral.
Sin
embargo, los virus remanentes se adaptan a esta respuesta y continúan
sobreviviendo con lo que inicia la etapa de latencia. La carga viral en la
etapa de latencia varía según el individuo. La concentración de los virus no se
asume por viriones sino por copias de su ARN detectadas por técnicas de
biología molecular como la PCR.
Los
síntomas iniciales son reemplazados por una prolongada etapa sin síntomas
también denominada etapa crónica o de latencia, estarás sintomatológicamente
sano, incluso será muy complicado poder detectar carga viral alguna. Aunque
parece que el virus se hace más lento y letárgico, realmente el virus continúa
su replicación a gran velocidad pero sin diezmar aun al sistema inmune. Esta
etapa posee una duración variable que depende de los factores intrínsecos del
virus y su anfitrión, así como de factores extrínsecos al anfitrión como la
alimentación o el modo de vida.
Aunque la falta de síntomas es precisamente la característica de la etapa de latencia, el agotamiento del sistema inmune empieza a hacerse notar de forma gradual cerca del final de la latencia. En este punto intermedio mucha gente experimenta fiebres nocturnas sin causa aparente, pérdida de peso, problemas gastrointestinales recurrentes y dolores musculares posiblemente causados por la reactivación de parásitos intramusculares como toxoplasma.
Figura 8. Síntomas en la etapa de latencia. Cuando el virus está en
latencia no hay muchos síntomas, en casos raros hay linfadenopatías
recurrentes.
Entre
el 50-70% de las personas desarrollan una linfadenopatía persistente y
generalizada que se caracteriza por una dilatación de los nódulos linfáticos
sin dolor y sin experimentar fiebre. Estos síntomas pueden extenderse por seis
meses. La linfadenopatía regresa poco antes del final de la etapa de latencia,
y desde aquí en adelante las cosas irán de mal en peor.
Aunque la mayoría de los pacientes con la variante 1 del VIH poseen una carga viral detectable en ausencia de tratamientos antiretrovirales, la mayoría retiene una concentración normal del linaje celular que es atacado de forma específica por el VIH. Estos individuos experimentan una progresión muy lenta de la etapa crónica a la etapa de SIDA y son denominados progresivos a largo plazo o controladores.
Figura 9. El darwinismo viral. El control sobre el VIH es un ejemplo más de
la variabilidad continua y gradual o darwiniana de los seres vivos, donde los
extremos de morir pronto o no morir son rarezas en comparación con aquellos que
mueren en un período intermedio de alrededor de 15-20 años.
Otros
individuos también mantienen una carga viral pero tan baja sin la ayuda de los
antiretrovirales que no es detectable por ningún método, a este grupo de
individuos se los denomina controladores de élite o supersores de élite. En
cualquier población cerca de 1 de cada 300 individuos es un supresor de élite.
En la
etapa de latencia el virus no se queda quieto y aun cuando el anfitrión sea un
supresor de élite con el tiempo la carga viral se adapta al sistema inmune
diezmándolo y agotándolo hasta llegar a un punto crítico.
Por
norma se considera este punto crítico cuando la carga de linfocitos T efectores
disminuye a menos de 200 células por milímetro cúbico de sangre. La progresión
de la etapa crónica cambia mucho dependiendo del anfitrión, muchas veces sus
sistemas inmunes son muy potentes y entre menor sea la carga viral después de
la etapa crónica más lenta será la progresión a la etapa de SIDA. El control de
VIH corre de manos de los linfocitos T citotóxicos quienes se encargan de
eliminar los virus y los canceres matando el tejido infectado, su código es
CD8.
Los
individuos con una baja respuesta de sus CD8 hacia las células infectadas son
normales, los que poseen una respuesta moderada son controladores y los que
poseen una respuesta alta son supresores de élite (Casartelli et al., 2003; Kumar, 2013; Raghwani, Bhatt,
& Pybus, 2016; Sheppard, Lang, Ascher, Vittinghoff, & Winkelstein,
1993). El problema es que los
linfocitos T CD4 que son el blanco del virus solo se encuentran en los nódulos
linfáticos en masa, en los demás lugares están circulando, por lo que aunque
los CD8 barran con la infección en los
nódulos linfáticos inflamándolos, jamás logran eliminar la infección en todo el
cuerpo debido a los CD4 remanentes que circulan en todo el sistema.
La
etapa de latencia tan prolongada en el VIH es su factor más aterrador ya que lo
convierte en una pandemia silenciosa que se expande a gran velocidad sin que
las personas se den cuenta. Los individuos en la etapa de latencia son
contagiosos, y si poseen muchos compañeros sexuales en la década de latencia
“que coinciden con los años de mayor apetito sexual” el contagio se realiza de
forma muy extensa.
El Síndrome de InmunoDefciencia Adquirida se caracteriza por una disminución de los linfocitos T efectores de forma sostenida por debajo de una concentración de 200 células por mililitro. En ausencia de un tratamiento que extienda la etapa de latencia la mayoría de los individuos –pero no todos –desarrollan la etapa de SIDA antes de 10 años, pero esto varía mucho dependiendo de si el individuo es controlador o supresor de élite de la carga viral.
Figura 10. Carga viral y linfocitos T CD4+ contra tiempo, etapa de SIDA. En
la etapa de latencia es donde se da el conflicto real entre el VIH y el sistema
inmune, este conflicto normalmente lo ganará el VIH después de un período que
varía entre los 2 a los 30 años o más, con individuos raros que no se infectan
o que la controlarán permanentemente.
Las condiciones iniciales son leves, pero a medida que el sistema inmune pierde la batalla contra el virus del VIH el cuerpo es incapaz de enfrentar aun las infecciones más débiles y comunes. A parte de los síntomas específicos generados por cada una de las infecciones oportunistas existe una gama de síntomas generales como la sudoración nocturna sin ninguna causa aparente, la inflamación de los nódulos linfáticos, escalofríos, temblores, debilidad y pérdida de peso. Por lo anterior, esta sección no está dedicada al VIH en sí mismo, sino a las infecciones oportunistas en la etapa de SIDA.
Figura 11. SIDA y la sociedad. En la película
Filadelfia (Demme, 1993), específicamente en la escena de la biblioteca se nos muestra cómo
fue, y de hecho, como es aun el comportamiento de la sociedad ante un enfermo
con SIDA, el estigma provoca una muerte social que antecede a la muerte física (Airhihenbuwa, Ford, &
Iwelunmor, 2013; Alonzo & Reynolds, 1995; Turan & Nyblade, 2013), el problema es que cuando se tiene SIDA, es poco probable que
contagies a otras personas, el peligro es a la inversa, que las demás personas
de maten a ti, con un simple estornudo.
Del VIH
se puede decir que causa dos cosas, una disminución del conteo de linfocitos
efectores y una neuropatía debido a su capacidad de infectar algunas células
gliales, por lo demás no causa nada más, los síntomas asesinos son provocados
por la ausencia de los linfocitos T efectores. El asunto es que cualquier otra
causa que inhabilite al sistema inmune en su sección adaptativa puede generar
los mismos síntomas. SIDA no es una enfermedad, es un conjunto de enfermedades
causada por muchos otros agentes etiológicos. En cualquier caso, otras causas
que pueden causar un debilitamiento del sistema inmune son:
·
Desnutrición, en cuyo caso se acompaña con anemias.
·
Fatiga crónica.
·
Inmunosupresión para el trasplante de órganos.
·
Quimioterapia para el tratamiento del cáncer.
·
Varios tipos de cáncer como linfoma, leucemia y mieloma
múltiple.
·
Envejecimiento.
·
Factores genéticos que inhabilitan al sistema inmune.
·
Algunos tratamientos con antibióticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario