(Ciencias de Joseleg)(Biología)(Reproducción en los seres vivos)(Reproducción humana)(Introducción)(Historia de vida humana)(Introducción al sistema reproductor)(Regulación hormonal masculina)(Fisiología del sistema reproductor masculino)(Testosterona, masculinidad y reproducción)(La espermatogénesis humana)(Regulación hormonal femenina)(Anatomía del sistema reproductor femenino)(Los estrógenos, la feminidad y la reproducción)(La ovogénesis)(La ovulación y el cuerpo lúteo)(El ciclo menstrual)(El coito efectivo y el viaje de los espermatozoides)(De la fecundación a la implantación)(Gastrulación y formación de los discos embrionarios)(Los sacos embrionarios)(Destinos del disco trilaminar)(Gemelos y las membranas fetales)(Desarrollo fetal y embarazo)(Referencias bibliográficas)(Versión documento word)
El ciclo sexual
femenino (o ciclo menstrual) es el proceso mediante el cual se desarrollan los
gametos femeninos (óvulos u ovocitos), y en el que se produce una serie de
cambios dirigidos al establecimiento de un posible embarazo. El inicio del
ciclo se define como el primer día de la menstruación y el fin del ciclo es el
día anterior al inicio de la siguiente menstruación. La duración media del
ciclo es de 28 días, aunque puede ser más largo o más corto.
El ciclo menstrual
describe los cambios coordinados en el ovario y el endometrio en una mujer en
edad reproductiva en un periodo de tiempo que en promedio es de 28 días y que
es regulado hormonalmente. El ciclo menstrual tiene su manifestación más conspicua
en el proceso de menstruación, el cual se caracteriza por un flujo de sangre
desde el útero a través de la vagina.
Este flujo de sangre es provocado por la degeneración de las líneas de
tejido más externas del endometrio, lo cual hace que su pared se haga más delgada
al inicio del ciclo menstrual. La primera menstruación se denomina menarquia y
ocurre aproximadamente a los 12 años y la última es denominada menopausia la
cual ocurre entre los 45 y 55 años.
Aunque el promedio
de duración de la menstruación es de unos 28 días, la mujer puede experimentar
una variación normal de entre 21 y 35 días. El promedio desde la ovulación y la
menstruación es de unos 14 días en la mayoría de las mujeres y es detectado por
la vida media del cuerpo lúteo. En contraste, el intervalo desde el fin de la
menstruación y el inicio de la siguiente ovulación es más variable y es el que
aporta a la diferencia entre los ciclos menstruales en las mujeres.
Las relaciones
sexuales pueden ocurrir en cualquier momento del ciclo menstrual, pero la
fertilización solo ocurre durante el periodo postovulatorio “cabe anotar que
los espermatozoides pueden sobrevivir en ocasiones por periodos prolongados de
tiempo”. Si ocurre un embarazo, el proceso de ovulación se detiene, y después
del parto el periodo lactante también inhibe la ovulación. Los ciclos
menstruales se hacen irregulares a medida que la menopausia se aproxima
alrededor de los 50 años. Durante los años reproductivos, el ciclo menstrual
puede ser afectado por factores fisiológicos, psicológicos y sociales.
Durante la etapa
embrionaria los folículos primordiales arrestan al ovocito primario en la
profase de la meiosis I, específicamente en la etapa en que los cromosomas
homólogos están fusionados durante la recombinación. Durante la etapa
prepuberal el eje del hipotálamo y la pituitaria comienza su activación, evento
denominado gonadarquia y las gonadotrofinas incrementan sus concentraciones en
la sangre circulante activando los ovarios. La hormona clave en todos estos
eventos es la hormona liberadora de gonadotrofinas GnRH. El incremento de la
hormona liberadora de gonadotrofinas se incrementa no solo por el aumento en la
secreción, sino también por una disminución de antagonistas de esta hormona
como el ácido gama-aminobutírico.
Colectivamente
muchos factores mantienen bajo control la producción de estradiol, pero cuando
este aumenta su concentración en la sangre desencadena una serie de cambios
físicos característicos de la maduración sexual en la mujer. El estradiol es la
hormona estrógena “causante de la feminidad” por excelencia, prácticamente es
el homólogo de la testosterona, de tal forma que es la hormona encargada de
disparar el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios y la maduración
de los primarios. Aunque al igual que en el hombre, la bioquímica hace que se
produzcan ambas sustancias, la diferencia reside en las cantidades, en las
mujeres se produce más estradiol que testosterona.
Los caracteres
sexuales secundarios femeninos incluyen la acumulación de mayores depósitos de
grasa que en el hombre, especialmente en la región de los senos y la cadera,
ensanchamiento de los huesos de la pelvis y cambio en su estructura. El
estradiol también controla el pico de crecimiento de las niñas el cual ocurre
antes que el de los varones, en consecuencia, las niñas hacen el estirón antes,
el problema es que estirarse antes hace que la estatura máxima en promedio no
sea tan alta como la que se alcanza si el estirón ocurre a una edad más avanzada.
El estradiol también provoca el cerramiento de la epífisis, estimula el
crecimiento del hueso antagonizando los efectos de la hormona paratiroides que
degrada el hueso.
Muchos de los
caracteres sexuales femeninos se relacionan con la grasa, lo cual no es de
sorprender dado que a ellas les toca alimentar a los fetos con su propio
cuerpo, por lo que amplias reservas de grasa son convenientes. En general hay
dos regiones de reserva de grasa, la primera y más antigua se ubica en las
piernas y caderas, dando una estructura voluminosa lo cual genera una relación
entre cadera y cintura más amplia. La segunda región de almacenamiento de grasa
son los senos, además que sus pezones son funcionales, por lo que son más
grandes y desarrollados para la lactancia.
Los huesos de la
cadera también son más amplios, permitiendo mayor espacio para la grasa
corporal y más importante, más capacidad de expansión para el canal
reproductivo, que permite la salida de los bebes por la vagina, aunque tales
adaptaciones siguen siendo precarias para el promedio de los mamíferos del
mismo tamaño, haciendo que el parto humano sea más doloroso y traumático. La
piel es levemente más clara que en el hombre para poder sintetizar más ácido
fólico, importante para el desarrollo del feto.
El vello corporal
es más limitado que en el hombre, limitándose a las regiones púbicas y axilar,
con una leve capa de vello suave en las extremidades, pero no se manifiesta
barba o vello en el pecho como en los hombres, además la calvicie es mucho más
rara. Físicamente al tener menores cantidades de testosterona las mujeres no
pueden acumular tanto músculo, especialmente musculo blanco voluminoso, lo cual
las hace tener una complexión menos masiva, y su estatura es levemente más baja
que en el varón. Mantienen la voz del infante también debido a que es la
testosterona la que estimula el cambio de la tráquea en el hombre.
El efecto de los
estrógenos en la formación y mantenimiento del hueso se da desde la pubertad y
desde allí en adelante. A diferencia de la testosterona masculina que reduce su
acción de forma gradual y mantenida con el envejecimiento, las mujeres
experimentan una perdida fuerte en su producción hormonal con la menopausia,
prácticamente de un mes al siguiente pierden el apoyo del estradiol a los
huesos, por lo que estos empiezan a ser degradados con rapidez por la hormona
paratiroides. Este efecto de la debilitación ósea se denomina osteoporosis, en
la cual los poros normales del hueso se hacen más grandes debilitándolo.
Como se mencionó
anteriormente, la primera menstruación se denomina menarquia y ocurre
normalmente entre los 11-12 años, aunque existe gran variación debido a
factores genéticos y nutricionales. Los primeros ciclos menstruales son usualmente
irregulares y no producen realmente un óvulo, esto debido a un mal acoplamiento
en la maduración del óvulo con la retroalimentación hormonal. Durante la
pubertad la hormona luteinizante alcanza sus picos durante el sueño y sus
valles durante la vigilia, esto implica ciclos hormonales de 24 horas, en
oposición al ciclo de una mujer adulta, en el que el pico de la hormona
luteinizante es de aproximadamente 28 días.
Durante la etapa
puberal, el desarrollo de los senos, bajo el influjo de los estrógenos inicia,
proceso denominado telarquia. En esta etapa la aparición del vello púbico
inicia, evento denominado pubarquia y es controlado por moléculas androgénicas
“masculinizantes”. Dado que en los ovarios la mayor parte de la testosterona es
convertida en estradiol, la fuente de andrógenos es diferente, en la mujer los
andrógenos se producen principalmente en las glándulas suparenales. Se produce
principalmente dehidroepiandrosterona y androstenodiona, el inicio de la
producción de estos andrógenos se denomina adrenarquia y ocurre 4 o 5 años
antes de la gonadonarquia.
El ciclo menstrual es caracterizado por 4 etapas: la fase menstrual o de sangrado “días 0 a 5”; la fase folicular “días 0 a 13”; la fase de ovulación “días 13 a14; y la fase lútea “días 14 a 28”. El ciclo menstrual requiere de la coordinación de muchos factores: el control del hipotálamo y la pituitaria, regulaciones concertadas entre el folículo y el cuerpo lúteo; retroalimentación positiva y negativa de las hormonas esteroides; factores nutricionales; factores psicológicos; y factores sociales. Dado que ya se ha discutido por separado los factores hormonales, del desarrollo del folículo y el cuerpo lúteo, en esta serie de artículos desarrollaremos los aspectos endocrinos del ciclo menstrual.
Figura 57. El ciclo menstrual. Los modelos del ciclo menstrual muestran los procesos paralelos
entre los niveles hormonales, el desarrollo del folículo y el engrosamiento y
colapso del endometrio. Es este último, el colapso del endometrio lo que genera
los cólicos, dolores y sangrados cíclicos.
Durante la
menstruación los estrógenos, la progesterona y la inhibina bajan a sus puntos
mínimos debido a la regresión del cuerpo lúteo y a la baja producción de
hormonas por parte de la nueva cohorte de folículos que empieza a
desarrollarse. Los niveles de la hormona folículoestimulante, mientras que los
niveles de la hormona luteinizante son bajos debido a la remoción de la
retroalimentación negativa causada por el estradiol, la progesterona y la
inhibina. La hormona folículoestimulante estimula los folículos primarios que
habían sido reclutados entre 20 y 25 días antes de la reserva de folículos del
ovario.
Los folículos del
día 3 al día 5 miden alrededor de 4 a 6 milímetros y son estimulados por la
hormona folículoestimulante a crecer a la etapa preantral. En respuesta a la
hormona folículoestimulante, las células granulosas proliferan, la actividad de
la aromatasa se dispara produciendo grandes cantidades de estradiol, lo cual
aumenta levemente las concentraciones de estradiol en la sangre entre los días
3 y 7. Uno de los folículos produce mayor cantidad de estradiol que los demás
interfiriendo con su desarrollo, al mismo tiempo recluta mayor cantidad de
capilares sanguíneos a su alrededor, lo cual dispara su crecimiento y somete a
los demás a la atresia. Entre los días 8 y 10 el folículo que ha dominado la
competencia induce un incremento en los niveles de estradiol en la sangre de
forma marcada, llegando a un pico de 200 picogramos por cada mililitro de
sangre en el día 12, un día antes del pico de producción de la hormona
luteinizante.
Desde la
perspectiva del cuerpo lúteo-folículo, el ciclo menstrual se puede dividir en
dos, la etapa folicular que va desde la menstruación hasta la ovulación, y la
etapa lútea que va desde la ovulación hasta la menstruación. Debido a esto, la
etapa folicular se sobrelapa a la etapa folicular. Durante los primeros días de
la etapa folicular la producción de la hormona luteinizante es baja y posee una
pulsación muy corta “de alrededor de una hora” pero con picos muy bajos. Las
pulsaciones de la hormona luteinizante coinciden con las pulsaciones de la
hormona liberadora de gonadotrofinas.
Cuando los niveles
de estradiol aumentan en la sangre como consecuencia de la dominación de uno de
los folículos sobre sus pares, la retroalimentación al cerebro de esta hormona
altera la producción de la hormona liberadora de gonadotrofinas, haciendo que
las pulsaciones de esta hormona aumenten. Se trata de un efecto en cascada, ya
que la hormona liberadora de gonadotrofinas provoca un aumento en la secreción
de la hormona luteinizante apoyando de forma positiva la esteroidogenesis
generada por el folículo dominante en crecimiento. Adicionalmente gracias al
influjo de la hormona folículoestimulante, el folículo dominante se hace más
sensible a la estimulación de la hormona luteinizante, haciendo de todo este
proceso un ciclo virtuoso de retroalimentación positiva.
Durante la mitad y
hacia el final de la etapa folicular se da una retroalimentación negativa de la
hormona folículoestimulante por parte de las concentraciones en aumento del
estradiol y la inhibina. Con esto se evita que un nuevo ciclo de inicio antes
de que el ciclo menstrual en proceso haya finalizado. En esta etapa el folículo
dominante termina de eliminar a sus competidores bloqueando su desarrollo por
acumulación de esteroides androgénicos.
La etapa ovárica
del ciclo menstrual da inicio con el pico en la producción de la hormona
luteinizante, el pico dura unas 24 a 36 horas y es un ejemplo de
retroalimentación positiva. Para que el
pico en la producción de la hormona luteinizante pueda ocurrir los niveles de
estradiol deben alcanzar un punto mínimo crítico que desencadena la producción
de hormona liberadora de gonadotrofinas, la cual a su vez desencadena la
producción de la hormona luteinizante. Las cantidades de estradiol críticas son
de aproximadamente 200 picogramos por cada mililitro de sangre, y adicionalmente,
deben mantenerse por un periodo de 36 a 48 horas antes de que el hipotálamo
segregue niveles superiores de hormona liberadora de gonadotrofinas. Cualquier
reducción en la concentración de estradiol hace que toda la cascada para la
producción de la hormona luteinizante se detenga. Adicionalmente,
concentraciones elevadas de progesterona bloquean la cascada, aun cuando se
encuentre una alta concentración de estradiol. Resulta interesante que la
progesterona está controlada positivamente por el estradiol, lo cual implica
que es el freno de mano, y es lo que explica que el pico de producción de la
hormona luteinizante sea tan corto. Tanto la hormona luteinizante como la
progesterona aumentan su producción por la presencia del estradiol, el pico de la
hormona luteinizante ocurre antes del pico de producción de la progesterona, y
esta última para la producción de la hormona luteinizante.
Cuando el estradiol
alcanza una concentración óptima durante un periodo de tiempo mínimo se genera
el pico de producción de la hormona luteinizante. Sin embargo, en los hombres
las hormonas esteroides juegan un papel de control negativo en la producción en
la hormona luteinizante. Incluso en la mujer existen etapas del ciclo en que el
estradiol ejerce una retroalimentación negativa, sin embargo, los mecanismos
moleculares para el cambio en el tipo de regulación del estradiol aún son
desconocidos. Acoplado al pico en la producción de la hormona luteinizante,
existe un pico en la producción de la hormona folículoestimulante a la mitad
del ciclo menstrual, el cual índice la producción de receptores en los
folículos para la hormona luteinizante. Esto es importante ya que se activan
las enzimas proteolíticas que más tarde permitirán que el folículo y el ovario
se rompan para poder liberar el ovulo. Adicionalmente, el aumento en la hormona
folículoestimulante a mitad del ciclo también estimula los folículos en reserva
para que empiecen su desarrollo para el siguiente ciclo menstrual.
El pico en la
producción de la hormona luteinizante reduce la concentración de enzimas
necesarias para la síntesis de la androstenodiona en el folículo dominante. Sin
una de sus fuentes para aromatizar, las células granulosas empiezan a producir
menos estradiol. También empieza a producirse una mayor cantidad de
17-hidroxiprogesterona, mientras que los niveles de progesterona se
estabilizan. Una exposición prolongada a la hormona luteinizante durante su
pico de producción genera insensibilización hormonal, o lo que es lo mismo,
bloquea su propio efecto, lo cual suspende la producción de estradiol. A medida
que el cuerpo lúteo madura incrementa la producción de progesterona y reinicia
la producción de estradiol. Tanto el estradiol como la progesterona alcanzan
sus picos de producción entre los días 20 al 23 del ciclo menstrual, más o
menos una semana después de la ovulación.
Algunas mujeres
experimentan dolor durante el proceso de ovulación. Esta condición es conocida
como
Durante la fase
lútea, los esteroides producidos en altas cantidades suprimen los niveles de la
hormona folículoestimulante. La
frecuencia en los pulsos de la hormona luteinizante disminuye aumentando su
amplitud. La hormona luteinizante es importante en esta etapa para el
mantenimiento y crecimiento del cuerpo lúteo y para la producción de hormonas
esteroides como el estradiol. Al finalizar la etapa lútea se segrega una
progesterona dependiente de receptores opioides que paralizan la producción de
la hormona liberadora de gonadotrofinas, lo cual reduce la producción de la
hormona luteinizante. La producción de esteroides como el estradiol se mantiene
estable hasta el día 24 al 26 donde el cuerpo lúteo muere si no hay
fertilización, una vez el cuerpo lúteo empieza la luteolisis los niveles de
esteroides cae radicalmente, lo cual remueve la retroalimentación negativa a la
que estaba sometido la hormona folículoestimulante, dando inicio a un nuevo
ciclo menstrual.
Cualquier lector
astuto habrá caído en la cuenta de que aún no hemos explicado la parte curiosa
del ciclo menstrual que lo caracteriza, el sangrado. El sangrado no es
provocado por el ciclo en sí mismo, sino por los efectos de las hormonas
sexuales poseen sobre la capa fértil del útero llamada endometrio.
La fase
proliferativa del endometrio coincide con la media-tardía del desarrollo
folicular. Bajo la influencia del incremento de la concentración de estradiol
en la sangre. En esta fase las células del epitelio y el estroma del endometrio
proliferan y realizan hiperplasia e hipertrofia, en otras palabras el
endometrio se hincha y se hace más denso. Las glándulas del endometrio se
alargan y el tejido sanguíneo prolifera creando una gran cantidad de arterias
en espiral. El estradiol también induce la producción de receptores de progesterona
y aumenta la cantidad de movimientos peristálticos.
Coindice con la
etapa media de desarrollo del cuerpo lúteo. El endometrio que ya posee
abundantes receptores de progesterona es activado por la secreción de
progesterona y estradiol. Una vez estimulado las glándulas del endometrio
inician una acumulación y secreción de mucosa rica en carbohidratos. El estroma
del endometrio incrementa la cantidad de tejido sanguíneo y se hace edematoso,
mientras que las arterias en espiral se hacen tortuosas. El pico de la fase de
secreción se alcanza en el día 6 al 8 después de la ovulación y es la mejor
etapa en la que un blastocito puede implantarse en el útero, es decir, es la
etapa más fértil de la mujer.
Aunque no dura lo
suficiente para ser representada gráficamente es muy importante, en esta etapa
la cantidad de progesterona y estradiol causada por la regresión del cuerpo
lúteo causa el colapso de la pared externa del endometrio. Las células externas
del endometrio se hacen apoptóticas, colapsando, las arterias se constriñen
reduciendo el flujo de sangre a la superficie. Los leucocitos y los macrófagos
invaden el estroma atacado el tejido necrótico evitando la generación de
infecciones. Ahora bien, la muerte de todo ese tejido no pasa de ser percibida
por el sistema nervioso, por lo que inician los cólicos.
El colapso de la superficie del endometrio provoca una descamación masiva, a este proceso se lo denomina menses. Aunque las causas del colapso un no se conocen completamente, si se sabe que la perdida de los estrógenos causa de los lisosomas de las células del endometrio pierdan estabilidad, liberando enormes cantidades de proteasas que lo rompen todo, básicamente el endometrio se digiere a sí mismo.
Figura 58. El sangrado
menstrual.
Eventualmente las
lisozimas alcanzan las arterias rompiéndolas y liberando grandes cantidades de
sangre. La liberación de la sangre es la que causa la descamación final de la superficie
del endometrio lavándolo todo. La sangre junto con el tejido necrótico
colapsado sale por la vagina como el fluido menstrual, teniendo aproximadamente
30 mililitros en volumen. Esta sangre no coagula totalmente debido a que
contiene fibrilolisina, una enzima que inactiva las enzimas de la coagulación
El tracto
reproductivo femenino también lleva a cabo cambios morfológicos y fisiológicos
a medida que el ciclo menstrual hormonal se va desencadenando. Estos cambios
son regulados por las hormonas que viajan por el torrente sanguíneo entre los
ovarios y el cerebro. Los cambios más notables ocurren en la estructura celular
del endometrio femenino y las trompas de Falopio, la composición de la mucosa
cervical y la citología de la vagina.
Durante la ovulación existe una pequeña pero detectable aumento en la
temperatura corporal causada por la secreción de progesterona en la sangre.
Todos los parámetros anteriores son útiles para el diagnóstico de la
infertilidad femenina.
La trompa de
Falopio es la región donde ocurre la fertilización. Su estructura cambia en
respuesta a la etapa hormonal de la sangre, de hecho, la producción basal de
esteroides mantiene su pared llena de cilios que ayudan al transporte de los
gametos masculinos de ida y del embrión de regreso La extracción de los ovarios
induce que las trompas de Falopio pierdan sus cilios. Los ciclos se mueven a un
ritmo dependiente de los estrógenos, administrar hormonas femeninas durante la
etapa ovulatoria hace que el ovulo sea expulsado de la trompa de Falopio de
forma prematura. Aumentar la concentración de estrógenos externos durante la
etapa ovulatoria hace que los cilios se paren, causando una posibilidad de
embarazo ectópico en la trompa de Falopio.
Los cambios en las
propiedades de la mucosa cervical favorecen la supervivencia o destrucción de
los espermatozoides y es dependiente de la condición hormonal de la mujer.
Durante la etapa folicular los estrógenos disminuyen la acidez del medio e
incrementan la viscosidad, cantidad y elasticidad de la mucosa. Los músculos
cervicales se relajan y el epitelio incrementa la secreción de mucosa. Para la
ovulación, la cérvix está en su pico de producción de mucosa, y es el momento
en que los espermatozoides pueden sobrevivir con mayor facilidad. Ya sea con la
muerte del cuerpo lúteo o su mantenimiento por la fertilización, la cérvix se
cierra y se hace más seca disminuyendo la supervivencia de los espermatozoides,
pero protegiendo de forma efectiva a la mujer contra las infecciones.
Las hormonas
sexuales afectan otras partes del cuerpo, varios estudios señalan que la
simetría del rostro, que es un aspecto importante para el atractivo sexual
humano (Fink, Neave,
Manning, & Grammer, 2006; Little, Jones, Burt, & Perrett, 2007; Mentus
& Marković, 2016; Scheib, Gangestad, & Thornhill, 1999) aumenta cuando la mujer llega a su pico de
fertilidad (Roberts et
al., 2004), podría decirse que el grosor del
endometrio, la fertilidad del óvulo, la forma del rostro y el temperamento
femenino mejoran a medida que se llega al pico de fertilidad menstrual.
La última
menstruación es denominada menopausia, y todos los fenómenos asociados a esta
son llamados climaterio. Antes de la última menstruación o menopausia los
ciclos menstruales se hacen irregulares haciéndose más cortos debido a la falta
de desarrollo folicular. La pérdida de función de los ovarios se caracteriza
por la ausencia de folículos sanos, una razón de esto es que un óvulo no puede
permanecer de forma indefinida en la profase de la meiosis I sin que los
cromosomas empiecen a perder su estabilidad. Sin folículos, no hay nada que
produzca las hormonas sexuales femeninas como el estradiol, lo cual cae en
cascada incrementando la concentración de la hormona luteinizante y
folículoestimulante, las cuales son características de la etapa del climaterio.
El incremento en la
concentración de hormona luteinizante sin que produzca estradiol, hace que
células asociadas al ovario sigan la ruta masculina produciendo andrógenos. Al
reducirse la diferencia entre estrógenos y andrógenos la mujer experimenta
cambios masculinizantes como un incremento en la cantidad del vello púbico. Las
características sexuales secundarias dependientes de las hormonas estrógenas
empiezan a atrofiarse como los senos y el tracto reproductivo, la vagina se
torna más seca lo cual causa dolor e irritación. Cambios similares ocurren en
el tracto urinario, lo cual genera problemas al orinar.
A parte de los
caracteres sexuales, otros rasgos fisiológicos empiezan a degenerarse por la
ausencia de las hormonas esteroides, como la capacidad de regenerar tejido.
Recuérdese que las
hormonas esteroides favorecen el crecimiento durante la pubertad, pero también
mantienen los tejidos en su pico durante los años reproductivos. Sin hormonas
esteroides los tejidos pierden su capacidad regenerativa, uno de estos tejidos
es la piel, la cual pierde elasticidad.
Los calores de la
menopausia son asociados con episodios en los que las arterias de la piel
experimentan una gran vasodilatación. Aunque están asociados a los pulsos de la
hormona luteinizante que regresan a la etapa prepuberal donde esta alcanza su
pico en la noche, el mecanismo que lo genera no es disparado por las
gonadotrofinas. Los calores de la menopausia se caracterizan por episodios en
los que la sensación de calor se eleva con un incremento en la sudoración, lo
cual refleja alteraciones temporales en los centros de termorregulación del
hipotálamo, los cuales de alguna forma están vinculados al marcapasos interno
de la hormona liberadora de gonadotrofinas.
La osteoporosis es
generada por la ausencia del estradiol que protege contra hormonas degradadores
de los huesos paratiroides. Una vez que el hueso empieza a degradarse, la
probabilidad de fractura de cadera aumenta. Para evitar esto, en casos en los
que no existan riesgos se puede emplear terapia de reemplazo hormonal, lo cual
favorece la regeneración celular y la protección de los huesos. El problema con
la terapia de reemplazo de hormonas es que afecta al riñón aumentando la
retención de calcio.
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