domingo, 11 de julio de 2021

Controversias sociales y negacionismo del VIH y el SIDA

(Ciencias de Joseleg)(Biología)(Reproducción en los seres vivos)( Enfermedades reproductivas) (Introducción)(Generalidades)(Introducción al VIH)(Etapas de la infección por VIH)(Virus oportunistas)(Bacterias oportunistas)(Protistos oportunistas)(Hongos oportunistas)(Otros síntomas del SIDA)(Transmisión y contagio)(SIDA infantil)(Taxonomía)(Genética)(Como ingresa el VIH al cuerpo, tropismo)(Respuesta inmune)(Ciclo de vida del VIH)(Diversidad y adaptabilidad del VIH)(Diagnostico)(Efecto del VIH en el sistema inmune)(Prevención, tratamiento y epidemiología del VIH)(Descubrimiento del VIH y el SIDA)(VIH, historia y sociedad)(Controversias sociales y negacionismo del VIH y el SIDA)(Algunas infecciones de transmisión sexual)(Desordenes reproductivos masculinos)(Desordenes reproductivos femeninos)(Referencias bibliográficas)

 

  

Durante finales de los 80s y principios de los 90s no toda la comunidad científica estuvo de acuerdo con la asociación entre el VIH y el SIDA –y claramente la controversia entre los grupos francés y norteamericano no ayudó para nada – el origen de esta controversia se data desde 1987 (Duesberg, 1987).  Peter Duesberg fue el primero en cuestionar los resultados de Gallo en el año de 1987 siendo concomitante con las primeras campañas de prevención y con los primeros ensayos clínicos del AZT. En 1989 Duesberg ejerció su influencia para publicar sin revisión por pares gracias a ser miembro de la Academia Nacional de Ciencias (Duesberg, 1987). En este artículo Duesberg establece las raíces de los argumentos de los negacionistas del VIH/SIDA. Lo irónico del asunto es que es el bando del negacionismo quien claramente hace uso de su influencia para publicar sin un debate de pares. El editor de la revista tuvo que obedecer aun cuando estaba en contra de Duesberg.

Para Duesberg el VIH es un virus oportunista más que es inocuo, mientras que las verdaderas causas del SIDA son conductas de riesgo como la drogadicción, la promiscuidad y los mismos fármacos. Es muy evidente a estas alturas que los antirretrovirales no pueden causar el SIDA, el primero fue desarrollado para uso comercial hasta 1987 mientras que el SIDA estaba ya circulando en occidente desde 1969 (Duesberg, 1987). Dicha afirmación creó una guerra de flamas al mejor estilo de un blog de internet con afirmaciones y respuestas consecutivas (Blattner, Gallo, & Temin, 1988; Duesberg, 1988; Kalichman, Eaton, & Cherry, 2010; Weiss & Jaffe, 1990)

Por otro lado, para poner a prueba la hipótesis de Duesberg se realizaron estudios con poblaciones de homosexuales con conductas de riesgo (Ascher, Sheppard, Winkelstein, & Vittinghoff, 1993). Un grupo eran infectados recientes con VIH mientras que el otro era de individuos seronegativos. Los resultados del experimento demostraron que la disminución de los linfocitos CD4+ y el ataque de las infecciones oportunistas se asociaron años después de forma exclusiva a los individuos catalogados como serpositivos (Chao et al., 2008; Schechter et al., 1993).

Otros estudios llevados a cabo en un muestreo de 8000 individuos mostraron que la serpositividad era el único factor estadísticamente significativo asociado a un desarrollo de etapa de SIDA. Estos estudios se han venido realizando desde 1993 hasta 2008, lo cual implica que las hipótesis de los disidentes del VIH/SIDA son tomadas en cuenta para la investigación científica (Chao et al., 2008; Schechter et al., 1993).

A medida que las pruebas epidemiológicas iniciaban –y eran lentas debido a la etapa de latencia –los argumentos en contra del VIH/SIDA iban y venían, otro de los principales científicos que trabajan en el tema llamado Robert Root-Bernstein publicó su opinión escéptica en 1990, sin embargo, allí el cuestionó también a los negacioncitas fuertes.

Sin embargo, las dudas de Root-Bernstein para la época aunque válidas no fueron fijas, las investigaciones sobre el VIH se hicieron cada vez más numerosas. Para 2011 el profesor Root-Bernstein había ya cambiado su opinión completamente (Lederer, 2005). Y aunque sigue afirmando que para el desarrollo del SIDA a partir del VIH hay otros cofactores importantes –lo cual es bastante cierto –por lo menos acepta que sin infección del VIH no puede haber desarrollo del SIDA. Otros autores como Joseph Sonnabend (Cohen, 1994) que fue bastante crítico con la correlación VIH/SIDA en la década de los noventa, han cambiado radicalmente su punto de vista a la luz de las nuevas investigaciones (Rjabtsev, 2016).

Algunos individuos piensan que el VIH no tiene ninguna relación con el SIDA y me implican a mí en sus referencias y en sus páginas web. Antes de que el VIH fuera descubierto y su asociación con el SIDA establecida yo mantuve la postura apropiada para el momento de que dicha asociación no era conocida. He empleado en cientos de pacientes con SIDA los antirretrovirales y no tengo dudas de que el VIH juega un rol necesario en esta enfermedad”.

Como lo menciona Joseph Sonnabend uno de los aspectos que parecen haber eliminado las dudas sobre el vínculo del VIH y el SIDA fue la introducción del TARGA a mediados de la década de los 90s. Antes de ello, uno de los principales argumentos de los negacionistas fue que la descripción del VIH no había conllevado al desarrollo de ninguna terapia realmente efectiva, a tal punto de acusar al AZT de ser una de las causas de los síntomas de la etapa de SIDA.

Lo anterior es completamente válido, sin embargo, con el ingreso de las terapias TARGA a mediados de los 90s esto cambió, al eliminar de forma prolongada el efecto del VIH en la sangre, los síntomas de la etapa de SIDA pudieron revertirse a una etapa semejante a la latencia, demostrando que es la alta actividad del VIH la que favorece el ataque de las infecciones oportunistas. El problema es que el resolver los factores científicos nunca resolvió las controversias sociales.

Tal vez la palabra aquí es evadir los argumentos de falsas autoridades “argumentum ad verencundiam”. El consenso científico sobre el VIH ha sido alcanzado al nivel de expertos de han dedicado sus vidas a investigar de forma específica el VIH, sin embargo, un consenso nunca implica una unanimidad o tampoco ser una verdad.  Los consensos científicos son afirmaciones metodológicamente útiles, y esta utilidad fue la que impidió alcanzarlo seriamente antes de la introducción del TARGA. Antes de eso el consenso sobre el VIH/SIDA no había sido útil para generar medicamentos o tratamientos.

En la actualidad sin embargo la mejora de los tratamientos ha conllevado a un consenso entre la comunidad científica, pero como sucede con otros campos como la Teoría Sintética de la Evolución o el cambio climático, el consenso de la comunidad científica no se traduce a un consenso social o que todos los científicos tengan que estar de acuerdo de forma unánime. En este sentido incluso científicos galardonados con el premio Nobel pueden ser señalables como opinadores externos o falsas autoridades en el sentido de que no realizan investigación directa en el campo del VIH/SIDA y por lo tanto su opinión es tan válida como la de un físico o un ingeniero mecánico.

El negacionismo del VIH/SIDA es extremadamente heterogéneo y puede clasificarse como:

1-   Negadores de la existencia del VIH.

2-   Negadores de la patogenicidad del VIH.

3-   Teóricos de la conspiración militar.

La mayoría sostiene que la etapa de SIDA es muy real, pero es un diagnóstico causado por otros agentes etiológicos. En este sentido emplean bibliografía de los años 90s acusando al estilo de vida y los fármacos como causantes del SIDA a pesar de que estudios epidemiológicos refutaron tales afirmaciones a lo largo de las décadas de los 90s y del 2000 (Chigwedere & Essex, 2010; Fourie & Meyer, 2016; Kalichman, 2014, 2015; Kalichman et al., 2010).

Algunos grupos se basan los argumentos de falsa autoridad como el grupo de Perth, en este sentido se trata de trabajadores médicos que no realizan su trabajo en las áreas del SIDA, y tampoco realizan investigación sobre el tema. Sin embargo logran promoverse a sí mismos como expertos en el tema, al punto de influir en las políticas de países completos como el caso de Sudáfrica (Chigwedere & Essex, 2010; Fourie & Meyer, 2016; Kalichman, 2014, 2015; Kalichman et al., 2010).

Con la introducción del TARGA y la mejora de los tratamientos contra el VIH, los objetivos de los negacionistas han pasado a un público menos especializado y se encuentran diseminados especialmente en el internet. Este tipo de negacionismo es extremadamente peligroso, por ejemplo, la influencia que realizó el grupo de Perth en la política sudafricana conllevó a unas 330.000 muertes por complicaciones en etapa de SIDA (Chigwedere & Essex, 2010; Fourie & Meyer, 2016; Kalichman, 2014, 2015; Kalichman et al., 2010).

No hay comentarios:

Publicar un comentario