(Ciencias de Joseleg)(Biología)(Reproducción en los seres vivos)( Enfermedades reproductivas) (Introducción)(Generalidades)(Introducción al VIH)(Etapas de la infección por VIH)(Virus oportunistas)(Bacterias oportunistas)(Protistos oportunistas)(Hongos oportunistas)(Otros síntomas del SIDA)(Transmisión y contagio)(SIDA infantil)(Taxonomía)(Genética)(Como ingresa el VIH al cuerpo, tropismo)(Respuesta inmune)(Ciclo de vida del VIH)(Diversidad y adaptabilidad del VIH)(Diagnostico)(Efecto del VIH en el sistema inmune)(Prevención, tratamiento y epidemiología del VIH)(Descubrimiento del VIH y el SIDA)(VIH, historia y sociedad)(Controversias sociales y negacionismo del VIH y el SIDA)(Algunas infecciones de transmisión sexual)(Desordenes reproductivos masculinos)(Desordenes reproductivos femeninos)(Referencias bibliográficas)
El
síndrome de desgaste por la etapa de SIDA se caracteriza por la pérdida de al
menos un 10% de la masa corporal, especialmente del tejido muscular. Puede
estar acompañado por al menos un mes de diarrea, debilidad extrema y fiebres no
relacionadas a infecciones oportunistas. Los mecanismos celulares que le
permiten al VIH.
Figura 23. Síndrome de
desgaste. El síndrome de desgaste por la etapa de SIDA se caracteriza por la
pérdida de al menos un 10% de la masa corporal, especialmente del tejido
muscular.
causar
este síndrome aún no se han comprendido correctamente. En el presente es menos
frecuente debido a los tratamientos con antiretrovirales denominados
HAART/TARGA pero aún es una amenaza significativa. Debido a que debilita aún
más el cuerpo favorece la adquisición de infecciones oportunistas aun cuando la
pérdida de masa corporal sea de un 5%.
A la fecha se han propuesto tres causas posibles y no excluyentes para explicar el síndrome de desgaste independiente al efecto de las infecciones oportunistas.
Figura 24. SIDA. Algunos
síntomas aparecen entre 600 células y 200 células por milímetro cúbico, pero
las infecciones oportunistas más peligrosas se favorecen solo cuando el cuerpo
baja de la marca de las 100 células por milímetro cúbico.
1-
Falta de apetito: esto puede ser generado como un efecto secundario de algunos
medicamentos –especialmente previos a la generación del HAART –o depresión.
2-
Perdida de la capacidad de absorción de los nutrientes, esto se debe a que el
sistema inmune es muy fuerte en el intestino, con grandes cantidades de nódulos
linfáticos, los cuales son el principal blanco del VIH. Las causas anteriores
se encuentran muy asociadas a medicamentos y mucho más a las infecciones
secundarias, por esta razón la tercera causa puede considerarse más apropiada
ya que depende del ciclo infectivo del VIH mismo.
3- Cambios en el metabolismo: a medida que la concentración de VIH crece, la velocidad con la que los linfocitos T efectores es producida se incrementa, y las materias o energía para crearlos no sale de la nada. El cuerpo se consume a si mismo fabricando linfocitos efectores para reemplazar los perdidos, solo para que el VIH los siga atacando.
Figura 25. SIDA 2. Sin
embargo, hay que recordar que para otras organizaciones SIDA es sinónimo de la
enfermedad subyacente del sistema inmune causada por el VIH y por lo tanto
estadísticamente la asumen como algo no reversible.
Adicionalmente
el cuerpo está lleno de citoquinas, que son las sustancias que coordinan el
sistema inmune, pero también impiden funciones metabólicas normales como la
síntesis de proteína muscular.
Al
estar asociado al VIH en persona y no a las infecciones oportunistas, el doctor
deberá operar por descarte tomando en cuenta la historia clínica y pruebas para
las infecciones oportunistas más comunes de la población en la que trabaja.
Adicionalmente debe realizar pruebas para verificar la velocidad a la cual se
está perdiendo la masa muscular. Uno de los métodos de diagnóstico más comunes
es la técnica de resistencia dieléctrica, la cual determina la masa de musculo
y grasa en base a la resistencia del cuerpo a una pequeña descarga eléctrica.
Debido a que el síndrome de desgaste está asociado solo al VIH su control depende
de un estricto régimen de antiretrovirales, perder tan solo una dosis puede
significar un enorme riesgo para el paciente.
El VIH
no ataca únicamente a los linfocitos T o a otras células del sistema inmune,
cuando se encuentra muy concentrado en sangre puede causar síntomas neuronales
como perdida de la coordinación motora, pérdida de memoria, cambios de
personalidad, alucinaciones y en general demencia. Antes de la introducción de
la terapia HAART la demencia secundaria debida al VIH era una manifestación
neurológica típica de un paciente en etapa de SIDA. Actualmente la demencia por
VIH es rara en pacientes sometidos a tratamiento, pero aún se manifiesta en
algunos pacientes. Los individuos que no están al tanto de estar infectados son
particularmente vulnerables.
A pesar
de que el paciente ingresa en etapa de SIDA debido a que su conteo de
linfocitos T es inferior a 200 células por milímetro cúbico, esto no implica
que el sistema inmune se ha dado por vencido, en todo momento se producen
linfocitos T pero son inmediatamente atacados por el VIH debido a que su
concentración ha crecido mucho. En la actualidad la terapia de antiretrovirales
puede revertir los síntomas de la etapa de SIDA, pero son más efectivos si se
administran cuando la carga viral no es muy grande, mientras menos viriones
existan en sangre menos va a ser la velocidad de mutación.
Aunque
los linfocitos T efectores son un indicador de la carga viral, cabe resaltar
que en realidad el sistema inmune está siendo afectado en otras líneas
celulares. A pesar de lo anterior el conteo de linfocitos ha sido asociado con
varias infecciones oportunistas en probabilidad y virulencia. Con el
tratamiento adecuado un individuo puede restaurar su conteo de linfocitos por
encima de los 200 por lo que podría decirse que la condición de SIDA es
reversible, pero hay una tremenda confusión de terminología aun dentro de la
comunidad médica.
Por
ejemplo, para algunos SIDA es la etapa que se alcanza cuando el conteo de
linfocitos baja por debajo de 200 células por milímetro cúbico, mientras que
para otros se define como la enfermedad que sufre el sistema inmune como un
todo. Aunque semejantes tienen sus diferencias, la primera es una condición
reversible con tratamiento, la otra siempre es una condición subyacente aun con
tratamiento. Por tal razón definiremos como la enfermedad del VIH como la
condición subyacente que no es reversible, mientras que SIDA es la etapa
posterior al conteo por debajo de 200 células por milímetro cúbico. Esta
definición tiene coherencia histórica ya que SIDA era una herramienta de
diagnóstico para el momento en que las infecciones oportunistas golpeaban a
pacientes en una época en que no podía identificarse en agente etiológico.
Un
inmunocompetente es un individuo que posee un sistema inmune sano, en términos
del conteo de linfocitos se los considera a aquellos que poseen un contento de
linfocitos T efectores en una concentración de más de 500 células por milímetro
cúbico con un promedio de 1500. En este caso el individuo puede entrar en
contacto con o portar como comensales a una gran gama de microorganismos que se
alimentan de lo que le sobra al cuerpo y en muy raras ocasiones acarrean
problemas. Un individuo inmunocompetente es el mayor riesgo para un
inmunocomprometido ya que puede ser vector para cualquier infección.
En los
siguientes artículos discutiremos solo algunas infecciones oportunistas típicas
de cada uno de los estados de la etapa de SIDA, otras infecciones pueden
presentarse en cualquier etapa sin una asociación estadísticamente
significativa al conteo de linfocitos T. Cabe resaltar que las infecciones son
aditivas, una vez se atraviesa cada barrera, las enfermedades de la etapa
anterior se hacen más peligrosas y se adicionan las de la etapa siguiente.
Una de
las primeras infecciones en hacerse presente es la candidiasis que ataca a
individuos que fluctúan en torno a la barrera de los 500 linfocitos efectores.
Una vez el conteo empieza a bajar la candidiasis se acentúa y emerge la primera
infección típica para el diagnóstico de la etapa de SIDA y es el sarcoma de
Kaposi cutáneo.
Al ser
causado por el virus del herpes clase 8 el sarcoma de Kaposi es una condición
que advierte sobre la posibilidad de un linfoma. Algunas lesiones del sarcoma
de Kaposi afectan el tracto gastrointestinal limitando la ingesta de alimentos,
lo cual contribuye al síndrome de debilitamiento y a una pérdida progresiva de
la masa corporal.
Las
infecciones por sarcoma de Kaposi y candidiasis se hacen más virulentas y
adicionalmente empieza la etapa pulmonar y gastrointestinal. Las infecciones de
esta etapa son las coccidias que atacan al sistema gastrointestinal,
histoplasma y los neumoquiestes que afectan el sistema respiratorio. En esta
etapa el paciente experimenta fuerte debilidad física, no puede caminar
correctamente y adicionalmente empieza a experimentar los primeros efectos del
VIH neurológico con cambios de personalidad y demencia.
Las
infecciones por coccidias se hacen más peligrosas provocando deshidrataciones
severas que requieren siempre una atención hospitalaria. Adicionalmente, los
quistes de Toxoplasma gondii reactivan su etapa aguda
disolviendo los tejidos a su alrededor a medida que se alimentan y
reproducen. Si había quistes en el
tejido cerebral el daño neuronal se acelera.
Por
debajo de las 50 células por milímetro cúbico pueden encontrarse infecciones
raras causadas por bacterias ambientales cosmopolitas. El efecto acumulativo de
las infecciones golpea al cuerpo desde diversos flancos debilitándolo de forma
sinérgica hasta el agotamiento y la muerte. Las coccidias pueden disolver el
tracto gastrointestinal hasta impedir cualquier función de nutrición, los hongos
disolver los pulmones impidiendo la función cardiorrespiratoria.
Algunos
miembros de la comunidad médica sugieren dejar de lado el nombre de SIDA debido
a que este era un instrumento de diagnóstico en una época en la que no podía
detectarse en algente etiológico subyacente. En su lugar se refieren a la etapa
crónica de la enfermedad por VIH la cual puede distinguirse en tres subetapas.
·
La subetapa 1 va desde el fin de la etapa aguda hasta las
primeras manifestaciones subclínicas. Es la misma etapa de latencia
·
La subetapa 2 es constituida por síntomas inespecíficos
subclínicos, en esta etapa la tasa de infecciones “normales” del individuo se
elevan paulatinamente. Esta etapa era antes considerada al interior de la etapa
de latencia debido a que los síntomas subclínicos no eran reportados para el
diagnóstico.
·
La subetapa 3 o avanzada es constituida por el coctel de
enfermedades oportunistas que afectan al cuerpo.
Nuevamente,
con el tratamiento adecuado un paciente puede retornar desde la etapa 3 a la
etapa 2 o inclusive a la 1, pero nunca deja se sufrir la enfermedad por VIH.
Esta clasificación hace más hincapié en la continuidad de la infección y como
la concentración del VIH va aumentando progresivamente después de su etapa
aguda, sin embargo, para efectos didácticos la clasificación por etapa aguda,
de latencia y crónica es más sencilla de explicar, aunque hay que hacer incapié
que en la etapa de latencia el VIH permanece activo y con capacidad infectante.
El virus del VIH es conocido por su coctel de
enfermedades en una fase de infección crónica, pero pocos saben que también
posee una etapa aguda con síntomas inespecíficos semejantes a los de la gripa.
Después de que los síntomas inespecíficos de la etapa aguda merman el virus del
SIDA pasa a una larga etapa de comensalista en la que sobrevive en el cuerpo
del anfitrión reproduciendo a gran velocidad, pero sin llegar a agotar el
sistema inmune, esta etapa puede durar desde varios años hasta décadas
dependiendo del individuo. Nuevamente la variabilidad de esta etapa es
multifactorial y varía de forma continua y darwiniana.
Con el
tiempo la concentración viral en el plasma aumenta, agotando al sistema inmune
y debilitando al anfitrión, con lo que se ingresa en la etapa crónica de la
infección por VIH a la cual generalmente se la denomina SIDA. SIDA generalmente
se caracteriza por una serie de dolencias como tumores cutáneos, del sistema
gastrointestinal, gastroenteritis, problemas respiratorios, urinarios y
finalmente neurológicos que debilitan sincronizadamente al paciente. Incluso
parásitos que se han convertido en comensales en los tejidos reactivan sus
ataques al cuerpo como el caso del toxoplasma.
Esta gráfica representa la progresión típica en la concentración de la carga viral del VIH "en rojo" con respecto a la concentración de células inmunes efectoras llamadas linfocitos T CD4+. El primer pico hace referencia a la etapa aguda, el valle intermedio representa la etapa asintomática y el segundo pico es la etapa de SIDA.
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