domingo, 11 de julio de 2021

Otros síntomas en la etapa de SIDA

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El síndrome de desgaste por la etapa de SIDA se caracteriza por la pérdida de al menos un 10% de la masa corporal, especialmente del tejido muscular. Puede estar acompañado por al menos un mes de diarrea, debilidad extrema y fiebres no relacionadas a infecciones oportunistas. Los mecanismos celulares que le permiten al VIH.

Síndrome de desgaste. El síndrome de desgaste por la etapa de SIDA se caracteriza por la pérdida de al menos un 10% de la masa corporal, especialmente del tejido muscular.

Figura 23. Síndrome de desgaste. El síndrome de desgaste por la etapa de SIDA se caracteriza por la pérdida de al menos un 10% de la masa corporal, especialmente del tejido muscular.

causar este síndrome aún no se han comprendido correctamente. En el presente es menos frecuente debido a los tratamientos con antiretrovirales denominados HAART/TARGA pero aún es una amenaza significativa. Debido a que debilita aún más el cuerpo favorece la adquisición de infecciones oportunistas aun cuando la pérdida de masa corporal sea de un 5%.

A la fecha se han propuesto tres causas posibles y no excluyentes para explicar el síndrome de desgaste independiente al efecto de las infecciones oportunistas.

SIDA. Algunos síntomas aparecen entre 600 células y 200 células por milímetro cúbico, pero las infecciones oportunistas más peligrosas se favorecen solo cuando el cuerpo baja de la marca de las 100 células por milímetro cúbico.

Figura 24. SIDA. Algunos síntomas aparecen entre 600 células y 200 células por milímetro cúbico, pero las infecciones oportunistas más peligrosas se favorecen solo cuando el cuerpo baja de la marca de las 100 células por milímetro cúbico.

1- Falta de apetito: esto puede ser generado como un efecto secundario de algunos medicamentos –especialmente previos a la generación del HAART –o depresión.

2- Perdida de la capacidad de absorción de los nutrientes, esto se debe a que el sistema inmune es muy fuerte en el intestino, con grandes cantidades de nódulos linfáticos, los cuales son el principal blanco del VIH. Las causas anteriores se encuentran muy asociadas a medicamentos y mucho más a las infecciones secundarias, por esta razón la tercera causa puede considerarse más apropiada ya que depende del ciclo infectivo del VIH mismo.

3- Cambios en el metabolismo: a medida que la concentración de VIH crece, la velocidad con la que los linfocitos T efectores es producida se incrementa, y las materias o energía para crearlos no sale de la nada. El cuerpo se consume a si mismo fabricando linfocitos efectores para reemplazar los perdidos, solo para que el VIH los siga atacando.

SIDA 2. Sin embargo, hay que recordar que para otras organizaciones SIDA es sinónimo de la enfermedad subyacente del sistema inmune causada por el VIH y por lo tanto estadísticamente la asumen como algo no reversible.

Figura 25. SIDA 2. Sin embargo, hay que recordar que para otras organizaciones SIDA es sinónimo de la enfermedad subyacente del sistema inmune causada por el VIH y por lo tanto estadísticamente la asumen como algo no reversible.

Adicionalmente el cuerpo está lleno de citoquinas, que son las sustancias que coordinan el sistema inmune, pero también impiden funciones metabólicas normales como la síntesis de proteína muscular.

Al estar asociado al VIH en persona y no a las infecciones oportunistas, el doctor deberá operar por descarte tomando en cuenta la historia clínica y pruebas para las infecciones oportunistas más comunes de la población en la que trabaja. Adicionalmente debe realizar pruebas para verificar la velocidad a la cual se está perdiendo la masa muscular. Uno de los métodos de diagnóstico más comunes es la técnica de resistencia dieléctrica, la cual determina la masa de musculo y grasa en base a la resistencia del cuerpo a una pequeña descarga eléctrica. Debido a que el síndrome de desgaste está asociado solo al VIH su control depende de un estricto régimen de antiretrovirales, perder tan solo una dosis puede significar un enorme riesgo para el paciente.

El VIH no ataca únicamente a los linfocitos T o a otras células del sistema inmune, cuando se encuentra muy concentrado en sangre puede causar síntomas neuronales como perdida de la coordinación motora, pérdida de memoria, cambios de personalidad, alucinaciones y en general demencia. Antes de la introducción de la terapia HAART la demencia secundaria debida al VIH era una manifestación neurológica típica de un paciente en etapa de SIDA. Actualmente la demencia por VIH es rara en pacientes sometidos a tratamiento, pero aún se manifiesta en algunos pacientes. Los individuos que no están al tanto de estar infectados son particularmente vulnerables.

A pesar de que el paciente ingresa en etapa de SIDA debido a que su conteo de linfocitos T es inferior a 200 células por milímetro cúbico, esto no implica que el sistema inmune se ha dado por vencido, en todo momento se producen linfocitos T pero son inmediatamente atacados por el VIH debido a que su concentración ha crecido mucho. En la actualidad la terapia de antiretrovirales puede revertir los síntomas de la etapa de SIDA, pero son más efectivos si se administran cuando la carga viral no es muy grande, mientras menos viriones existan en sangre menos va a ser la velocidad de mutación.

Aunque los linfocitos T efectores son un indicador de la carga viral, cabe resaltar que en realidad el sistema inmune está siendo afectado en otras líneas celulares. A pesar de lo anterior el conteo de linfocitos ha sido asociado con varias infecciones oportunistas en probabilidad y virulencia. Con el tratamiento adecuado un individuo puede restaurar su conteo de linfocitos por encima de los 200 por lo que podría decirse que la condición de SIDA es reversible, pero hay una tremenda confusión de terminología aun dentro de la comunidad médica.

Por ejemplo, para algunos SIDA es la etapa que se alcanza cuando el conteo de linfocitos baja por debajo de 200 células por milímetro cúbico, mientras que para otros se define como la enfermedad que sufre el sistema inmune como un todo. Aunque semejantes tienen sus diferencias, la primera es una condición reversible con tratamiento, la otra siempre es una condición subyacente aun con tratamiento. Por tal razón definiremos como la enfermedad del VIH como la condición subyacente que no es reversible, mientras que SIDA es la etapa posterior al conteo por debajo de 200 células por milímetro cúbico. Esta definición tiene coherencia histórica ya que SIDA era una herramienta de diagnóstico para el momento en que las infecciones oportunistas golpeaban a pacientes en una época en que no podía identificarse en agente etiológico.

Un inmunocompetente es un individuo que posee un sistema inmune sano, en términos del conteo de linfocitos se los considera a aquellos que poseen un contento de linfocitos T efectores en una concentración de más de 500 células por milímetro cúbico con un promedio de 1500. En este caso el individuo puede entrar en contacto con o portar como comensales a una gran gama de microorganismos que se alimentan de lo que le sobra al cuerpo y en muy raras ocasiones acarrean problemas. Un individuo inmunocompetente es el mayor riesgo para un inmunocomprometido ya que puede ser vector para cualquier infección.

En los siguientes artículos discutiremos solo algunas infecciones oportunistas típicas de cada uno de los estados de la etapa de SIDA, otras infecciones pueden presentarse en cualquier etapa sin una asociación estadísticamente significativa al conteo de linfocitos T. Cabe resaltar que las infecciones son aditivas, una vez se atraviesa cada barrera, las enfermedades de la etapa anterior se hacen más peligrosas y se adicionan las de la etapa siguiente.

Una de las primeras infecciones en hacerse presente es la candidiasis que ataca a individuos que fluctúan en torno a la barrera de los 500 linfocitos efectores. Una vez el conteo empieza a bajar la candidiasis se acentúa y emerge la primera infección típica para el diagnóstico de la etapa de SIDA y es el sarcoma de Kaposi cutáneo.

Al ser causado por el virus del herpes clase 8 el sarcoma de Kaposi es una condición que advierte sobre la posibilidad de un linfoma. Algunas lesiones del sarcoma de Kaposi afectan el tracto gastrointestinal limitando la ingesta de alimentos, lo cual contribuye al síndrome de debilitamiento y a una pérdida progresiva de la masa corporal.

Las infecciones por sarcoma de Kaposi y candidiasis se hacen más virulentas y adicionalmente empieza la etapa pulmonar y gastrointestinal. Las infecciones de esta etapa son las coccidias que atacan al sistema gastrointestinal, histoplasma y los neumoquiestes que afectan el sistema respiratorio. En esta etapa el paciente experimenta fuerte debilidad física, no puede caminar correctamente y adicionalmente empieza a experimentar los primeros efectos del VIH neurológico con cambios de personalidad y demencia.

Las infecciones por coccidias se hacen más peligrosas provocando deshidrataciones severas que requieren siempre una atención hospitalaria. Adicionalmente, los quistes de Toxoplasma gondii reactivan su etapa aguda disolviendo los tejidos a su alrededor a medida que se alimentan y reproducen.  Si había quistes en el tejido cerebral el daño neuronal se acelera.

Por debajo de las 50 células por milímetro cúbico pueden encontrarse infecciones raras causadas por bacterias ambientales cosmopolitas. El efecto acumulativo de las infecciones golpea al cuerpo desde diversos flancos debilitándolo de forma sinérgica hasta el agotamiento y la muerte. Las coccidias pueden disolver el tracto gastrointestinal hasta impedir cualquier función de nutrición, los hongos disolver los pulmones impidiendo la función cardiorrespiratoria.

Algunos miembros de la comunidad médica sugieren dejar de lado el nombre de SIDA debido a que este era un instrumento de diagnóstico en una época en la que no podía detectarse en algente etiológico subyacente. En su lugar se refieren a la etapa crónica de la enfermedad por VIH la cual puede distinguirse en tres subetapas.

·       La subetapa 1 va desde el fin de la etapa aguda hasta las primeras manifestaciones subclínicas. Es la misma etapa de latencia

·       La subetapa 2 es constituida por síntomas inespecíficos subclínicos, en esta etapa la tasa de infecciones “normales” del individuo se elevan paulatinamente. Esta etapa era antes considerada al interior de la etapa de latencia debido a que los síntomas subclínicos no eran reportados para el diagnóstico.

·       La subetapa 3 o avanzada es constituida por el coctel de enfermedades oportunistas que afectan al cuerpo.

Nuevamente, con el tratamiento adecuado un paciente puede retornar desde la etapa 3 a la etapa 2 o inclusive a la 1, pero nunca deja se sufrir la enfermedad por VIH. Esta clasificación hace más hincapié en la continuidad de la infección y como la concentración del VIH va aumentando progresivamente después de su etapa aguda, sin embargo, para efectos didácticos la clasificación por etapa aguda, de latencia y crónica es más sencilla de explicar, aunque hay que hacer incapié que en la etapa de latencia el VIH permanece activo y con capacidad infectante.

El virus del VIH es conocido por su coctel de enfermedades en una fase de infección crónica, pero pocos saben que también posee una etapa aguda con síntomas inespecíficos semejantes a los de la gripa. Después de que los síntomas inespecíficos de la etapa aguda merman el virus del SIDA pasa a una larga etapa de comensalista en la que sobrevive en el cuerpo del anfitrión reproduciendo a gran velocidad, pero sin llegar a agotar el sistema inmune, esta etapa puede durar desde varios años hasta décadas dependiendo del individuo. Nuevamente la variabilidad de esta etapa es multifactorial y varía de forma continua y darwiniana.

Con el tiempo la concentración viral en el plasma aumenta, agotando al sistema inmune y debilitando al anfitrión, con lo que se ingresa en la etapa crónica de la infección por VIH a la cual generalmente se la denomina SIDA. SIDA generalmente se caracteriza por una serie de dolencias como tumores cutáneos, del sistema gastrointestinal, gastroenteritis, problemas respiratorios, urinarios y finalmente neurológicos que debilitan sincronizadamente al paciente. Incluso parásitos que se han convertido en comensales en los tejidos reactivan sus ataques al cuerpo como el caso del toxoplasma.

Esta gráfica representa la progresión típica en la concentración de la carga viral del VIH "en rojo" con respecto a la concentración de células inmunes efectoras llamadas linfocitos T CD4+. El primer pico hace referencia a la etapa aguda, el valle intermedio representa la etapa asintomática y el segundo pico es la etapa de SIDA.

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